"(...) Esperanza Martínez, la Sole
“Empecé siendo republicana, me hice guerrillera y después de hacerme 
guerrillera me hice comunista”, es la directa y ordenada introducción 
que hizo Esperanza Martínez, la Sole, nada más empezar su intervención.
Comenzó como punto de apoyo de la guerrilla durante la guerra, pero 
el avance del ejército fascista y la consiguiente represión terminó por 
hacerla decidir incorporarse a la guerrilla, “yo no quería que me 
cogieran. Comuniqué que me incorporaba a la guerrilla antes de que me 
cogieran porque ya sabía lo que me esperaba”. 
Tras dos años en el monte y
 la progresiva disolución de la guerrilla decidió encaminarse hacia los 
Pirineos para poder escapar de España. Al formar parte del Partido 
Comunista, este pudo darle apoyo una vez llegó a suelo galo. Pero su 
filiación política terminaría por jugarle una mala pasada.
La misión que le encomendaron fue la de hacer de agente puente para 
traer a guerrilleros desde España y ayudarles a cruzar la frontera. El 
viaje hacia España se desarrolló sin mayor problema. Contactó con los 
guerrilleros, informó a su compañera Celia de que su “paquete” debía 
tomar otro camino diferente al de la venida y preparó el retorno a 
Francia.
“El primer guía, el que nos trajo, era un buen hombre, pero el de la 
vuelta no”, afirmó con severidad. “Hacía demasiadas preguntas, cosas, 
además, que no tenían por qué interesarle. En San Sebastián, aunque yo 
ya desconfiaba de él, se ofreció a sacar los billetes a Salamanca; donde
 tenía que recoger a mi compañera Celia con sus guerrilleros. Subimos al
 tren y fue entonces cuando nos traicionó. Sabía que por culpa de ese 
hombre me detendrían y así fue”, contó.
La Sole fue detenida por dos guardias civiles que subieron al tren 
junto al guía, “al menos pude salvar el dinero que llevaba para la 
misión, lo metí en una rendija y no lo encontraron. Me alegro por el que
 se lo encontró, que le aproveche. Lo importante es que no se lo 
llevaron los guardias”, aseguró entre risas. La detuvieron a ella y a su
 compañera junto con los guerrilleros que iban a sacar del país.
Acabaron presas del régimen franquista. Primero a Burgos con insultos
 y desprecios. Después comisaría con interrogatorios y golpes, “pero lo 
peor era la Brigada Político Social. Si hablábamos en los traslados 
tenían orden de disparar”, afirmó. 
Y tras Burgos, Madrid: “Entonces no 
estaba el de la medalla (Billy el Niño), tenían otra generación 
anterior. Ahí nos molieron a hostias. En gobernación mataron a golpes a 
uno de los guerrilleros que fue a buscar Celia y pasamos meses ahí con 
palos y más palos”. De ahí la mandaron a Valencia, por su raigambre 
aragonesa. En la cárcel de Valencia le esperaba otro torturador: Tomasín
Con dos consejos de guerra fue trasladada de centro a centro hasta 
llegar a Alcalá de Henares, donde la concentración de presas políticas 
le hizo la cárcel más “sufrible”. “Hacía menos capas de las que podía y 
les decía que la calidad llevaba tiempo. Era mi manera de sabotear”. 
Finalizó esta orgullosa guerrillera riéndose del sistema penitenciario 
franquista.
Esperanza Martínez fue condenada a 23 años 4 meses y un día de prisión. (...)"         (Álvaro Castrillo Schneiter
  
  
  - eldiario.es, 15/01/2019)
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