11/2/19

En gobernación mataron a golpes a uno de los guerrilleros y pasamos meses ahí con palos y más palos”. De ahí la mandaron a Valencia. En la cárcel le esperaba otro torturador: Tomasín...

"(...) Esperanza Martínez, la Sole

“Empecé siendo republicana, me hice guerrillera y después de hacerme guerrillera me hice comunista”, es la directa y ordenada introducción que hizo Esperanza Martínez, la Sole, nada más empezar su intervención.

Comenzó como punto de apoyo de la guerrilla durante la guerra, pero el avance del ejército fascista y la consiguiente represión terminó por hacerla decidir incorporarse a la guerrilla, “yo no quería que me cogieran. Comuniqué que me incorporaba a la guerrilla antes de que me cogieran porque ya sabía lo que me esperaba”. 

Tras dos años en el monte y la progresiva disolución de la guerrilla decidió encaminarse hacia los Pirineos para poder escapar de España. Al formar parte del Partido Comunista, este pudo darle apoyo una vez llegó a suelo galo. Pero su filiación política terminaría por jugarle una mala pasada.

La misión que le encomendaron fue la de hacer de agente puente para traer a guerrilleros desde España y ayudarles a cruzar la frontera. El viaje hacia España se desarrolló sin mayor problema. Contactó con los guerrilleros, informó a su compañera Celia de que su “paquete” debía tomar otro camino diferente al de la venida y preparó el retorno a Francia.

“El primer guía, el que nos trajo, era un buen hombre, pero el de la vuelta no”, afirmó con severidad. “Hacía demasiadas preguntas, cosas, además, que no tenían por qué interesarle. En San Sebastián, aunque yo ya desconfiaba de él, se ofreció a sacar los billetes a Salamanca; donde tenía que recoger a mi compañera Celia con sus guerrilleros. Subimos al tren y fue entonces cuando nos traicionó. Sabía que por culpa de ese hombre me detendrían y así fue”, contó.

La Sole fue detenida por dos guardias civiles que subieron al tren junto al guía, “al menos pude salvar el dinero que llevaba para la misión, lo metí en una rendija y no lo encontraron. Me alegro por el que se lo encontró, que le aproveche. Lo importante es que no se lo llevaron los guardias”, aseguró entre risas. La detuvieron a ella y a su compañera junto con los guerrilleros que iban a sacar del país.

Acabaron presas del régimen franquista. Primero a Burgos con insultos y desprecios. Después comisaría con interrogatorios y golpes, “pero lo peor era la Brigada Político Social. Si hablábamos en los traslados tenían orden de disparar”, afirmó. 

Y tras Burgos, Madrid: “Entonces no estaba el de la medalla (Billy el Niño), tenían otra generación anterior. Ahí nos molieron a hostias. En gobernación mataron a golpes a uno de los guerrilleros que fue a buscar Celia y pasamos meses ahí con palos y más palos”. De ahí la mandaron a Valencia, por su raigambre aragonesa. En la cárcel de Valencia le esperaba otro torturador: Tomasín

Con dos consejos de guerra fue trasladada de centro a centro hasta llegar a Alcalá de Henares, donde la concentración de presas políticas le hizo la cárcel más “sufrible”. “Hacía menos capas de las que podía y les decía que la calidad llevaba tiempo. Era mi manera de sabotear”. Finalizó esta orgullosa guerrillera riéndose del sistema penitenciario franquista.

Esperanza Martínez fue condenada a 23 años 4 meses y un día de prisión. (...)"         (Álvaro Castrillo Schneiter - eldiario.es, 15/01/2019)

No hay comentarios: