"(...) Las columnas militares rebeldes eran formaciones mixtas de
voluntarios civiles, falangistas a cientos, inexistentes el día
anterior, tradicionalistas, mandadas por oficiales profesionales que
armaron a los voluntarios.
Recorrieron las provincias sembrando el
terror con el beneplácito de las autoridades militares, civiles,
judiciales y eclesiásticas. Inmediatamente se desencadenó una represión
de enorme virulencia innecesaria, la resistencia al golpe prácticamente
no existía. La represión consiguió 2 objetivos simultáneos: paralizar a
la población por el terror y eliminar y neutralizar a los adversarios
Republicanos.
Las prisiones se llenaron a rebosar con miles de personas
vinculadas al Frente Popular, alcaldes y concejales, dirigentes de
sindicatos y sociedades obreras, socialistas, comunistas, anarquistas,
Republicanos liberales, masones, cualquiera que se hubiera significado
en el republicanismo. El hacinamiento y la falta de salubridad de las
prisiones provocaron la muerte de muchos presos.
El clero destacó por su
influencia en la represión sobre el magisterio, un sector muy
castigado, varios cientos de maestros encontraron la muerte, casi el 25%
fueron expulsados del magisterio o sancionados.
Más allá de los muertos
están los encarcelados, los depurados laboralmente, los multados y
extorsionados económicamente, los explotados en trabajos forzados, los
marginados por sus antecedentes, los exiliados, sin olvidar las formas
de abuso y de castigo a la mujer. (...)
Se procedió a la “limpieza” exhaustiva de la retaguardia
inmediata. Los Republicanos fueron liquidados físicamente sobre todo en
los primeros meses de la sublevación, mediante ejecuciones
extrajudiciales, convencionalmente paseos: grupos de falangistas y
guardia civil iban por los pueblos sacando de sus casas a grupos de
hombres, buscaban la impunidad alejándolos en camiones a lugares de
ejecución y enterramiento.
Los familiares los buscaban en la cárcel,
comisaría, cuarteles militares o de falange, a veces eran encontrados en
cunetas, caminos, barrancos, donde habían sido ejecutados.
Similar al paseo eran las sacas, falangistas y guardias civiles
entregaban en la cárcel una lista de hombres, firmada por el gobernador
civil o el comandante militar, para trasladarlos a otra prisión. Los
sacados eran ejecutados en los lugares de costumbre. Si la familia
lograba encontrar el cadáver se inscribía en registro oficial, pero
muchas víctimas han quedado sin registrar, no se ha vuelto a saber nada,
siguen desaparecidos, no constan.
Con los consejos de guerra el
resultado era el mismo. Se condenaba a muerte al encausado mediante la
ficción legal de delito de rebelión militar. Estos fusilados sí fueron
inscritos en el registro civil.
Otra forma de represión fue la económica, miles de expedientes
de incautaciones, requisas, multas, cuotas contributivas, convirtiéndose
el estado fascista en dueño y beneficiario de los bienes de los
opuestos al movimiento nazional. Fue corriente desde el inicio de la
guerra para obtener recursos extraordinarios y como mecanismo represor.
Se obligó a la población a manifestarse, a participar en ceremonias
civiles y religiosas, en homenajes a las autoridades relevantes y en
festejos con ocasión de los triunfos militares. La negativa era
sancionada, otra forma de extracción económica, de extorsión ciudadana.
Desde la toma del poder los insurgentes ejercieron un control absoluto
de la población y, a través del proceso recaudador, una forma coactiva
de represión económica.
Los tribunales de responsabilidades políticas creados al acabar
la guerra volvieron a castigar a muchos, incluso ejecutados, recayendo
la carga sobre los familiares. La Causa General de la posguerra fue una
2ª y 3ª vuelta del escrutinio represivo. El miedo fue en lo sucesivo uno
de los sustentos del régimen. El fascismo fue el carácter predominante
del franquismo, al menos hasta 1945. Paul Preston utiliza el marchamo de
genocidio al hablar de la represión franquista.
Lo que sucedió en Castilla y León es clave para entender el
golpe, el terror y el modelo de dictadura que se extendería por todo el
territorio. En muchos sentidos ciudades como Valladolid, Salamanca y
Burgos fueron los laboratorios del nuevo régimen.
En esta región los
golpistas diseñaron y pusieron en práctica su nuevo modelo de sociedad:
la dictadura franquista: Los nuevos tribunales, los asesinatos, el
terror, las prisiones, los nuevos valores, símbolos y discursos, etc.
Fue en Castilla y León donde el golpe militar, al fracasar en Madrid, se
convirtió en la máquina de terror que caracterizó la dictadura." (Documentalismo memorialista y republicano, 11/12/18)
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