4/7/18

Los pelotones de fusilamiento torturaron, raparon y pasearon por el pueblo a estas 17 mujeres de entre 24 y 70 años de edad. Su delito, ser hija, hermana o esposa de algún desaparecido

"Ortega era muy querido por todos sus vecinos y dio lo que no tenía para que en Guillena no se pasara hambre”. Manuel Martínez, concejal del pueblo, recuerda a Público cómo el alcalde republicano de esta pequeña localidad, Fernando Ortega, no se ha borrado de la memoria de los que vivieron aquella cruenta guerra y la posterior represión.

 “Hemos querido homenajear y reconocer su labor y por eso hoy Fernando Ortega es Alcalde honorario de nuestro pueblo”.

La iniciativa a este reconocimiento ha llegado de la mano del grupo Guillena Sí se Puede, representado por el concejal Manuel Martínez. “Este homenaje no se lleva a cabo en muchos municipios y es necesario dar reparación a la figura de estos alcaldes republicanos andaluces que fueron, en la mayoría de los casos, borrados del mapa los primeros días del golpe de estado”.  (...)

Manuel Puntas no puede hablar de la emoción que le produce. “Ojalá mi madre Gabriela hubiera visto este homenaje. No hubo ni un día de su vida que no lo recordara”. Puntas señala muchos de aquellos recuerdos contados por su madre: “Ella me decía cómo mi abuelo, en plena reforma agraria, expropió una veintena de tierras en Guillena para dársela a los vecinos que tenían más hijos y menos posibilidades de trabajo".

 “No nos quedamos con ninguna, decía mi madre. Lo repartía todo entre los jornaleros sin casa para que nadie tuviera que pasar hambre en el pueblo”. Fernando Ortega salió elegido en las elecciones del Frente Popular por el partido Unión Republicana. No fue el único de la corporación asesinado tras el golpe militar. Otro de los concejales, Antonio García López ‘Botella’, desapareció a los pocos días del inicio del alzamiento militar en 1936. Su cuerpo también está en paradero desconocido.

A Ortega le sorprendió aquel 18 de julio trabajando como un día más en su taller de cañizo que tenía junto a otro socio en la calle Torneo de Sevilla. Al día siguiente era domingo y se trasladó a Guillena para cumplir con su responsabilidad de alcalde del municipio. Ya en las dependencias del ayuntamiento, comprobó que se había constituido un comité para organizar la defensa del pueblo, compuesto por el primer teniente de alcalde, el secretario de la Corporación y un miembro de UGT.

El 26 de julio llegan las columnas de Queipo de Llano, lideradas por Carranza. Encuentran un pueblo prácticamente vacío. “Sus vecinos huyeron ante las posibles represalias y las noticias que venían de los primeros días del golpe en la capital”. A diario eran fusiladas un centenar de personas en la ciudad de Sevilla por aplicación de bando de guerra en las tapias del cementerio.
Fernando Ortega no dejó tampoco solo a sus vecinos en aquella terrible ocasión. Desde el pueblo de El Ronquillo lograron huir hasta el municipio de Llerena (Badajoz) junto a otras 1.200 personas donde es detenido e identificado casi dos meses más tarde.

En septiembre del 36 es conducido al cuartel de la Falange de Sevilla. Permaneció ocho días detenido antes de ser puesto en libertad. Un informe de la Delegación de Orden Público notificaría que “Fernando Ortega era una buena persona pero era republicano y pertenecía al partido de Unión Republicana de Martínez Barrios, presidente de la República, al que le unía una fuerte amistad”.

Este alcalde continua en libertad hasta abril de 1937. En esa fecha es detenido por última vez en su taller e ingresado en prisión. Fernando nunca regresó más a Guillena. El Consejo de Guerra, celebrado el 21 de agosto de 1937, lo condena por “Rebelión Militar” con otra serie de agravantes, según el código de justicia militar que le fue aplicado.

Ortega, alcalde de Guillena, fue condenado a muerte según reza la “sentencia”. Consta en su expediente de guerra un escrito del Auditor de Guerra en el que se dice, con fecha 1 de marzo de 1938, que “el jefe de estado se dio por enterado de la sentencia a muerte de Fernando Ortega”. El informe fue notificado a la prisión de Sevilla. Se cree que Ortega fue ejecutado en las tapias del cementerio de San Fernando el 7 de marzo de 1938. No se conoce, ochenta años después, la ubicación de sus restos. 

 Manuel Martínez relata a Público cómo en Guillena los asesinatos cometidos durante la represión franquista siguen estando “muy presente para sus vecinos”. 

El caso de las 17 rosas es uno de los más sangrantes. En aquellos días, donde ya el alcalde Ortega se encontraba en prisión, los pelotones de fusilamiento torturaron, raparon y pasearon por el pueblo a estas 17 mujeres de entre 24 y 70 años de edad

 Su delito, ser hija, hermana o esposa de algún desaparecido. El asesinato de estas mujeres ocurría entre el 6 y 8 de noviembre de 1937. Su fosa fue exhumada en el año 2012. La Diputación de Sevilla les ha otorgado el título de Hijas Predilectas de la Villa de Guillena."                 (María Serrano, Público, 09/06/18)

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