"El 30 de abril de 1945, alrededor de
3.500 prisioneras del campo de Ravensbrück, malnutridas y muchas de
ellas al borde de la muerte, fueron liberadas por el Ejército Rojo en su
avance sobre Alemania.
En Ravensbrück había pocas judías, pero había
miles de francesas, holandesas, rusas, polacas..y las españolas que
habían defendido a la República Española cuando fue atacada por el
fascismo. Por su condición de mujeres padecieron sufrimientos
adicionales a los de los hombres, el impacto físico y psicológico generó
en las que sobrevivieron una larga etapa de silencio e introspección.
Tras el fin de la Guerra Civil, miles de
Republicanas Españolas pasaron a Francia donde siguieron luchando en la
Resistencia, realizando un papel heroico y fundamental, constituyeron
redes de transmisiones, suministro, transportes de armas, enlaces y
contactos. Cerca de 60.000 mujeres y hombres españoles dieron su vida
por Francia. Muchas fueron detenidas y cruelmente torturadas por la
Gestapo y la policía de la Francia colaboracionista.
En 1940, el
ministro franquista y jefe de falange, Ramón Serrano Suñer llegó a
acuerdos con Himmler y Heydrich, sellando la suerte de miles de
exiliados españoles ya que que Franco consideraba que los republicanos
no eran españoles, y no tenían patria: No bastaba expulsarles del país,
los franquistas permitieron su deportación a campos de concentración
nazis.
Suñer mintió en 1976 a la periodista Montserrat Roig diciendo que
no lo sabía. En 1944 unas 400 españolas realizaron el mismo viaje que 3
o 4 años antes habían recorrido 10.000 republicanos españoles a
Mauthausen y otros campos, siendo deportadas en vagones de ganado a Ravensbrück, el frío campo de concentración para mujeres.
En Ravensbrück estuvieron presas 132.000
mujeres de 40 países. Las 400 españolas fueron marcadas con un
triángulo invertido de color rojo (presas políticas), un traje a rayas y
un número de matrícula. Fueron esterilizadas con inyecciones que
anulaban la menstruación para aumentar su producción. Sometidas a duchas
de “desinfección”, rapas de pelo, inspección de todo el cuerpo,
humillante y antihigiénico control ginecológico.
Las antiguas del campo
advirtieron que: “No digáis que estáis enfermas porque os llevan a la
cámara de gas”. Nos arrebataron absolutamente todo, incluso pañuelos,
sostenes, paños higiénicos. Formaban en impecables líneas rectas durante
horas inmóviles al pasar lista: Mover la cabeza, una mano, un pie,
cuchichear, representaba recibir gran cantidad de latigazos.
Las SS
pegaban con saña por cualquier cosa a mujeres mayores, o a niños. Allí,
quietas bajo un frío tremendo y débiles, algunas caían y no se las podía
ayudar o les echaban a los perros encima.
Cerca de 90.000 mujeres murieron
atrozmente de mil maneras en Ravensbrück: Varios millares fueron
exterminadas por el hambre, las epidemias, disentería, tifus,
desnutrición, tuberculosis, torturas, envenenamientos, dolorosas
inyecciones de bencina en corazón o venas, fusilamiento, destrozadas por
perros, ahorcadas, apaleadas, aplastadas por vagones de mercancías,
apisonadas, ahogadas en las letrinas, a bastonazos, electrocutadas
contra las alambradas.
Unas 6.000 fueron a las cámaras de gas y después
al crematorio, algunas fueron quemadas vivas como la joven madre Sofía
Liman. Se moría anónimamente en “transportes fantasmas” en el que eran
gaseadas sin dejar ninguna señal, unas horas de crematorio y al final
todo lo que quedaba era un montón de huesos calcinados.
Algunos testimonios de estas mujeres son
ESTREMECEDORES. “Ravensbrück era tan terrorífico que las víctimas no
lloraban por los muertos, sino por los vivos que esperaban nuevos golpes
hechos ovillos. Se abrieron zanjas donde se hizo bajar a los niños con
un bombón, se llenaron de gasolina y se les prendió fuego, tan cerca del
campo que sus madres se volvían locas de dolor al oír sus alaridos”.
“En el quirófano del temido doctor Gebhardt, las “kaninchen” (conejitas
de Indias) fueron sometidas a experimentos, operando sus piernas para
dejar el hueso al aire, cortando e infectando huesos, músculos y nervios
con bacterias para probar sulfamidas. Se mutilaron mujeres al realizar
trasplantas de huesos entre ellas. Alfonsina Bueno, de Berga, que murió
39 años después de la liberación, padecía todavía las consecuencias de
estos experimentos”.
Los magnates de la industria alemana
preveían que en esas condiciones la esperanza de vida de cada presa no
superaría los nueve meses, pero no contaban con la solidaridad de las
mujeres, que renunciaban a una pequeña porción de su comida para dársela
a las que más lo necesitaban. Los SS, asociados a las grandes firmas,
Krupp, Thyssen, Siemens, Mercedes Benz, I.G.Farben (que suministraba el
gas cyclon 3), entre otras, hicieron grandes fortunas aprovechándose de
esta mano de obra barata y siempre renovable. (...)
Mercedes Núñez Targa,
era barcelonesa, militante antifascista durante la República, aprovechó
su libertad provisional en 1942 para incorporarse a la Resistencia
contra los nazis. Fue deportada en condiciones infrahumanas a
Ravensbrück, donde estuvo 40 días con Neus Catalá, Geneviève
Anthonioz-De Gaulle, Lise London..
Pasó después al complejo industrial
de Leipzig con otras españolas que se ayudaron y apoyaron: Constanza
Martínez Prieto, Carme Boatell, Mercedes Bernal, Marita, Elisa Ruiz,
María Ferrer (Contxita), María Benitez Luque. Trabajaban produciendo
obuses 12 horas al día, de pie, comiendo una sopa y una pequeña rebanada
de un sucio pan. El sabotaje era un deber primordial, aflojaban
tornillos, inutilizaban obuses y máquinas, ralentizaban el ritmo de
trabajo..incluso reivindicaron su condición de presas políticas.
Mercedes, enferma de tuberculosis y
escarlatina ya no era útil para el trabajo, los nazis habían decidido su
traslado a la cámara de gas el 14 de abril, pero ese día, aniversario
de la República, recibió con una banderita republicana las tropas de
liberación aliadas americanas. Algunas mujeres agonizantes murieron
aquel mismo día. Las deportadas fueron repatriadas hacia sus países de
origen excepto las españolas que los franquistas consideraban apátridas y
acabaron en Francia.
El gobierno francés concedió a Mercedes las
máximas condecoraciones, la Legión d´Honneur, la Medalla Militar, la
Cruz del Combatiente Voluntario de la Resistencia, la Medalla de la
Deportación e Internamiento por hechos de Resistencia, la Cruz de Guerra
y la Cruz del Combatiente. Fue delegada en Galicia de la “Amical de
Mauthausen y otros campos”
Neus Català nació en
Els Guiamets, Tarragona, hija de campesinos, enfermera, organizó las
JSUC, participó con la Resistencia francesa, denunciada a los nazis fue
detenida, salvajemente golpeada y trasladada a Ravensbrück en un infecto
tren de ganado: “Mil mujeres, 4 días de viaje sin parar, sin higiene,
sin aire para respirar, sin sitio para sentarnos, un cubo de basura para
las necesidades. Algunas llegaron muertas a Ravensbrück, donde nos
esperaban nazis, perros agresivos, 20ºC bajo cero, empujadas
bestialmente entramos triunfalmente en el mundo de los muertos.
Fue transportada a Holleischen, en
Checoslovaquia, para trabajar en la industria armamentística nazi. Día y
noche se fabricaban armas, obuses, balas, sin parar. “Mientras podías
producir, te perdonaban la vida”: “En las balas escupíamos o poníamos
aceite, ¡sabotear, sabotear, dejamos 10 millones de balas
inutilizadas!”. La Generalitat de Cataluña la galardonó con la Cruz de
San Jordi y la Medalla de Oro de la Generalitat de Cataluña. El
Ayuntamiento de Barcelona le otorgó la Medalla de Oro al Mérito Cívico.
También presidió el Amical de Ravensbrück.
Lise London: “Yo nunca
tuve miedo, ¡jamás! yo era una luchadora”. Francesa de padres
aragoneses, miembro de las Brigadas Internacionales, militante de las
juventudes comunistas. Entró en la Resistencia contra los alemanes,
arrestada, encarcelada durante más de un año, deportada a Ravensbrück,
mientras su marido Arthur y su hermano fueron deportados al campo de
Mauthausen.
Setenta años después del final de la guerra civil seguía
emocionándose cuando recordaba cómo habían abandonado a la República
española los gobiernos capitalistas europeos. Siempre llevó a España y
el comunismo en el corazón: “Las Brigadas Internacionales fueron el
mejor momento de mi vida”.
Conchita Ramos era de
Torre de Capdella (Lleida). Con 17 años reorganizó grupos de la
Resistencia francesa. Ella, su tía Elvira y su prima María, la familia
Veleta, fueron detenidas por la policía de Pétain y entregadas a la
Gestapo para ser interrogadas: “Arrancaban las uñas de pies y manos a
hombres y mujeres. Tenía miedo pero no hablé”. Enviadas a Ravensbrück,
las 3 fueron seleccionadas aptas para trabajar, otras eran gaseadas.
Acabaron en una barriada de Berlín, trabajando material de aviación.
También lo saboteaban. “Me dieron muchos bastonazos y me cortaron el
pelo al rape. De 650 mujeres quedamos sólo 115”. Conchita tiene muchas
condecoraciones, como la Legión de Honor del Gobierno francés y la
Medalla de la Resistencia; y posee el grado militar de sargento -lo
recibieron las mujeres que hicieron de enlace-. Actualmente es la
vicepresidenta de la Asociación de Deportados del Tren Fantasma.
Secundina Barceló,
turolense de Veguillas de la Sierra, huyó a Francia donde distribuía
prensa clandestina entre los españoles. Fue detenida e interrogada
durante 15 días: “Bofetadas, puñetazos, quemaduras con cigarrillos Ante
mi silencio, emplearon la matraca, el lavabo, la bañera. Continuaba sin
hablar, me amenazaron con colgar a mi hijo si no daba nombres y
domicilios”.
La violencia la desfiguró tanto que solo era reconocida por
sus zapatos. Deportada primero a Ravensbrück, fue llevada al campo de
Markkleeberg. De día cumplía tareas con un pico y una pala y por la
noche como refuerzo en la descarga de vagones de carbón.
El impacto que sufrieron estas mujeres
superó al físico o psicológico. Aunque el silencio era lo único que las
mantenía en pie, siempre tuvieron fe de salir vivas de aquella locura.
Sólo unas pocas lo consiguieron y dejaron su testimonio para la
posteridad. Sobrevivieron al horror. Aquí las hemos recordado." (Documentalismo memorialista y republicano, 11/07/17 (I) y 11/07/17 (II))
2 comentarios:
Hablas aquí de Mercedes Bernal. Era mi tía_abuela ( hermana de mi abuela materna). De su estancia en Auschwitz no quería contar nada. Al ser liberada dijo que lo contaría una vez y nunca más hablaría. Me gustaria saber de donde
Conseguiste esa información.
Gracias.
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