"(...) — En la portada de su libro, Los desaparecidos de Franco,
recién salido de imprenta, aparecen unos jóvenes exhumando una fosa.
¿Podemos acercarnos a la verdad numérica de los desaparecidos
republicanos en fosas anónimas en toda España?
— El primer dato que se dio eran 114.000, pero fue una filtración parcial a El País de la relación realizada y coordinada por el sevillano Francisco Espinosa, que contabilizó 132.000 en las listas aportadas en 2008 al juez Baltasar Garzón. Mi estimación es que el genocidio franquista alcanzó a 150.000 personas. (...)
A raíz de las fosas se ha estimulado la poca actividad que ha
habido en pro de la verdad, de la historia y de la memoria después de la
Transición y hasta la actualidad. Eso cristalizó en la Ley de Memoria Histórica. La gente ha podido ver en las pantallas de televisión las consecuencias de los fusilamientos masivos y del genocidio.
— Un “genocidio” impune.
—
El juez Baltasar Garzón enjuició por primera vez en la historia al
franquismo. Pero estuvo enjuiciado sólo un mes, del 16 de octubre de
2008 a 18 de noviembre de 2008. Después el Tribunal Supremo dio la
puntilla de la solución final.
La ley de punto final no es la amnistía
de 1977; la hace el Tribunal Supremo en esa sentencia 101 de febrero de
2012. Ése es el ejecutor de la impunidad del franquismo, de acuerdo con
el pensamiento dominante que funciona desde el comienzo de la
transición. (...)
Usted denuncia el genocidio y los crímenes de guerra y de
lesa humanidad de Franco, que son conceptos del derecho internacional.
¿Puede explicarnos el fundamento de su tesis?
— Éste es el último libro de una tetralogía cuyo anterior volumen fue La victoria sangrienta y
constituye un estudio detallado de en qué consistió la posguerra, que
fue mucho más que represión.
Fue catástrofe humanitaria y
multirrepresión, que quiere decir que el franquismo acosó a los vencidos
desde diferentes puntos de vista, no sólo eliminándolos mediante los
fusilamientos, sino introduciendo el mecanismo exterminador del hambre,
la humillación, el expolio económico, la ruina de las familias, la
persecución, el exilio forzado de medio millón de personas.
Y al final
hago una reflexión teórica, aparte de una gran aportación de
testimonios, de más de ciento cincuenta familias que buscan a sus
desaparecidos y cuentan los avatares de lo que ocurrió y de esa
búsqueda.
Y sobre ello hago ya el planteamiento final de lo que
significan las desapariciones y muchas desgracias más en conexión con
los crímenes de carácter universal, que son crímenes de lesa humanidad,
genocidio y crímenes de guerra. (...)
— ¿Analiza la criminalidad a la luz del derecho internacional, entiendo?
—
En este libro se demuestra por primera vez en España cómo Franco
cometió los tres grandes crímenes internacionales. Primero, crímenes de
lesa humanidad. El término se usó por primera vez en el estatuto de
Londres del año 1945 para juzgar a los criminales nazis, pero no quiere
decir que los delitos que ahí se escondían fuesen nuevos y que no pueda
tener una dimensión retroactiva. Franco perpetró desapariciones
forzadas.
No podemos decir que el franquismo no cometió crímenes contra
la humanidad, como ha dicho el Tribunal Supremo, porque eso es falso.
En
España no hay cultura ninguna de la justicia universal ni los juristas,
salvo honrosas seis excepciones, tienen formación en la justicia
universal, ni los políticos ni los historiadores, ni nadie se ha
preocupado hasta ahora de la justicia universal y de los crímenes
internacionales.
Y una prueba de que nadie se ha ocupado hasta ahora es
que la obra cumbre sobre el genocidio, de Raphael Lenkim,
publicada en Washington en el año 1944, se ha traducido por primera vez
al castellano en 2008 y no ha sido en España, sino en Argentina y hasta
2015 no se ha publicado en España un fragmento de esa obra, que es el
capítulo nueve, sobre el genocidio, que lo tradujo y publicó el año
pasado Antonio Elorza.
No hay ninguna escuela de
estudios relativos a los crímenes internacionales como la hay en
Argentina y en Chile, donde las Universidades han publicado importantes
estudios. También las hay en Perú, en Colombia, en México, en Estados
Unidos. En España.., nada.
Así se explica que se llegue a esa aberración
del Tribunal Supremo negando los crímenes internacionales de lesa
humanidad de Franco, que cometió asesinatos, tortura masiva, exilio
forzado, desapariciones forzadas como cinco o seis veces más que en
Chile o en Argentina, quizá igualándonos a Guatemala con sus 200.000
muertos. Pero en el haber del franquismo hay 150.000 fusilamientos
directos, mas luego muertes indirectas sin cuento.
— ¿Cómo recoge y demuestra el genocidio en su libro?
—
El genocidio también se ha negado en España. Los crímenes de lesa
humanidad son crímenes indiscriminados, digamos una matanza
indiscriminada (de más de tres personas); en cambio, el genocidio es una
matanza discriminada.
Primero, tiene que haber un plan de eliminación
y, segundo, se dirige contra un grupo señalado. Este grupo en España es
la izquierda, el republicanismo, la base social que sustentaba la
República y sus élites: dirigentes políticos y cultuales como Federico
García Lorca y otros muchos.
El grupo señalado está clarísimo y el plan
de exterminio también está clarísimo en las declaraciones de Mola, de Queipo de Llano y
los jerarcas del golpe militar. De manera que se cumplen perfectamente
las condiciones del genocidio en España.
El genocidio no es solo matar;
señala Lenkim que también es a través del hambre, cosa que hizo Franco
masivamente en las cárceles, donde murieron de hambre por millares: en
Córdoba, en el año 1941, 756 personas; en Sevilla, más de 800. Esto
supone porcentajes del 20% de la población penal, lo cual es genocidio
brutal.
En la prisión de San Simón, en Pontevedra, que es una isla a la
que Franco destinó a los presos sexagenarios, murieron el 30,6% de
ellos. Cayeron a montones en Santoña, cayeron a montones -a un centenar
de presos al mes- en el Puerto de Santamaría. Calculo que más de 16.000
personas murieron de hambre en las cárceles de Franco.
— Antes mencionaba el expolio y la represión cultural.
—
Si, el genocidio fue también económico. El genocidio económico supone
arrasar la vida y las posibilidades económicas de los vencidos de manera
que caigan en la absoluta precariedad, como en efecto ocurrió. Puede
ser también cultural.
Esto se inscribe en la clasificación de Lenkim.
Cultural es eliminar aquellos iconos y referencias artísticas y de la
República y aquellas figuras que pueden dar identidad a una
colectividad. Se eliminó todo eso.
De las ocho técnicas de genocidio,
Franco las quebrantó todas. Con ello se pretendía eliminar el
pensamiento y la identidad de los vencidos para imponer el de los
vencedores. El que niegue que el franquismo no cometió genocidio incurre
en dos errores, no conoce lo que hizo el franquismo o desconoce la
definición del genocidio.
— ¿Considera que todavía hoy la criminalidad sistemática sigue enterrada bajo el mantillo y la costra de la ignorancia?
—
Si. Los hechos represivos no se conocen. Si yo ahora pregunto por el
genocidio de Constantina, Sevilla, donde a raíz de la entrada de los
franquistas murieron 770 personas mas otras posteriores, que dan un
total de 990, nadie es capaz de explicarlo porque se desconoce. Pero
pasó lo mismo con el genocidio de Ronda, de Córdoba, Puente Genil-Baena y
con los genocidios del norte, que son bárbaros. Realmente, la gente no
tiene todavía información.
investigado y escrito lo que hemos
podido sobre estas matanzas discriminadas, pero la sociedad española no
tiene información. Yo ahora pregunto en la Universidad sobre el
genocidio de Ronda y nadie me dirá una palabra sobre aquellos hechos
donde murieron 1.607 personas. ¿Quién de las universidades conoce esto?
No se conoce, ni siquiera los especialistas.
— También cita las expropiaciones masivas de bienes que no han sido devueltos.
—
Aparte de algunos bienes a los sindicatos, no se va a devolver el
expolio. La ley de responsabilidades políticas del franquismo fue
calderilla en la economía de los vencidos. Lo gordo fue el expolio
directo: arrebatar casas, fincas, cuentas, negocios, todo ello
masivamente a los vencidos. Esto tampoco se ha estudiado. Esto no está
escrito, esto quedó bajo el pacto de silencio de la Transición.
— Sobre los crímenes de guerra, a raíz de la recuperación de las fosas se comienza a hablar de los “lugares de la memoria”.
—
Yo soy partidario de llamar a las cosas por su nombre y habría que
hablar de “los lugares del genocidio”. Los crímenes de guerra son
el fusilamiento de los prisioneros y el trato inhumano. De lo primero,
quien quiera saber cómo trataba el franquismo a los prisioneros, que lea
determinados libros de memorias y que vea cómo el franquismo fusiló
masivamente.
Y pongo un ejemplo. En la marcha del general Varela
de Toledo a Madrid, en octubre del año 1936, por todos esos pueblos de
Illescas, Seseña, Parla, asesinaba prisioneros en cantidades de 400 y
500 al rebasar cada pueblo. La caballería mora cercaba los pueblos y
cortaba el paso a los republicanos que corrían hacia Madrid.
Ahí no hubo
ninguna batalla: los cercaban y a continuación los fusilaban. Los
fusilamientos fueron de tal calibre en la columna de Varela que sumaron
4.000 personas. Al propio Varela se le escapa en sus memorias y va
contando, pueblo por pueblo: “Le hicimos al enemigo tantos muertos”.
Bueno, una batalla de un día en la que haya 400 muertos es imposible.
Pero además no hay batallas, nadie conoce la batalla de Illescas ni nada
que se le parezca
Simplemente van amontonando prisioneros y fusilando
en el acto. La cosa fue tan grave que un capellán de la Legión, el padre
Huidobro, santanderino, escribió un folleto pidiendo
que no se fusilara de esa manera porque caían inocentes. Las demás
columnas de camino a Madrid hicieron lo mismo. Eso ocurrió también en la
conquista de Málaga. Se fusiló masiva e indiscriminadamente a civiles,
se arrasaron poblaciones enteras (Guernika, Durango…).
Es crimen de
guerra y de lesa humanidad el arrasamiento de civiles en el contexto de
un acto bélico. La ocupación de pueblos por los franquistas se hizo
siempre dejando un montón de cadáveres por las calles. Ahí puede entrar
en cierto modo el arrasamiento de los fugitivos de la conquista de
Málaga. De modo que sí, más que de “lugares de la memoria” hemos de
hablar de “lugares del genocidio”.
— Su aportación como historiador parecer clara y deseo preguntarle si…
—
Un libro así no se había hecho. Pasar a Franco por el tamiz de los
delitos internacionales no se ha hecho nunca. Y me gustaría que los
especialistas y los estudiosos meditaran sobre esto y a ver si me pueden
negar las demostraciones que hago, además en conexión con el nazismo y
cómo se explica aquella violencia radical que pusieron en marcha Hitler y Franco, porque fueron los más violentos, mucho más que Mussolini,
aunque fue bárbaro en Libia y Etiopía.
Esa violencia radical fue
creciendo en el primer tercio del siglo XX, con prefascistas que dicen
que la guerra es la única higiene, el mito de la “limpieza” que usan
Franco y Hitler…" (Entrevista a Francisco Moreno, Cuarto Poder, 01/11/16)
No hay comentarios:
Publicar un comentario