26/10/16

Le dijeron que le iban a dar "el paseíllo" en el Campo de la Bota, lugar donde los franquistas fusilaron a discreción... desee que todo acabara y así se lo dije

"(...) Ángel Gonzalez, de 63 años, luchó contra la dictadura franquista desde las filas del PCML-FRAP. Fue detenido el 11 de octubre de 1975 cuando regresaba a España tras una reunión en el extranjero de la Dirección Nacional de su partido. Ahí comenzó un camino de interrogatorios, golpes, amenazas, mentiras y torturas que finalizaría el 19 de octubre de 1977 (...) 

"Nada más llegar, ya sabían quien era yo (yo no lo había confesado) y empezaron 10 días seguidos de imborrables torturas. Se me sometió a diario y con pequeños descansos en calabozos a la tortura de la barra(...), mediante la cual te colgaban entre dos mesas de la sala y así colgado empezaban a golpearte con porras en las nalgas, las plantas de los pies la zona lumbar... (...) 

Cuando me bajaban a los calabozos estaba ya en tal estado, con las plantas de los pies tan inflamadas que me tenían que bajar entre dos policías", relata Ángel Gonzlo en la denuncia que se presenta este miércoles ante el Consulado y a la que ha tenido acceso Público. 

La tortura física nunca viene sola. A los golpes hay que sumar la presión psicológica sobre el preso, las amenazas, las mentiras, el juego sucio del represor. Así lo recuerda perfectamente Ángel González, que describe en su denuncia el día en el que los policías de la Brigada Político Social le dijeron que le iban a dar "el paseíllo" en el Campo de la Bota, lugar donde los franquistas fusilaron a discreción durante su entrada a Barcelona en la Guerra Civil.

"Recuerdo que cuando por fin por la noche me metieron esposado en un coche camuflado con cuatro policías y me dijeron que nos íbamos allá para ejecutarme, lo desee profundamente, desee que todo acabara y así se lo dije

 Atravesamos Poble Nou, pero antes de llegar al destino dieron la vuelta, volvimos a Laietana (sede de la DGS en Barcelona) y continuaron torturándome con más ganas", señala este hombre, que pese a ello se negó a firmar reconociéndose como "inductor del asesinato de un policía". 

El ahora denunciante pasaría dos años más en prisión. Sin fianza. Sin juicio alguno. Nada. (...)"       (Público, 18/11/16)

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