23/4/15

Vió como los piojos se comían a un preso republicano

"(...) Inocente fue apresado en la plaza de toros de Granada y desde allí trasladado al campo de concentración de Armilla. Tras recibir un aval de Fontanosas, salió libre pero al llegar al pueblo fue detenido y encarcelado en la sacristía por los falangistas locales. Fue trasladado a la prisión de Almodóvar del Campo el 25 de mayo de 1939 y juzgado el 3 de julio de 1940 en multitudinario consejo de guerra, de donde "escapa" con una condena a 30 años. 

 Trasladado en agosto de ese año a Valdenoceda, con posterioridad su condena se reduce a 20 años. Tras pasar las de Caín en este lugar burgalés de muerte, en junio de ¿1946? obtiene la libertad condicional y se traslada a Fontanosas, pero a los 10 meses es obligado a ingresar en un batallón disciplinario de soldados trabajadores en África.

La tortura y el maltrato a Inocente duró lustros, décadas, pero fue su paso por la espeluznante prisión de Valdenoceda el que marcó por siempre su vida. Allí conoció el hambre y la precariedad deliberada, a buen seguro preparada para causar mortandad entre los antifranquistas. Y la muerte. 

La Muerte, con mayúsculas. Contaba Inocente que en Valdenoceda “la comida era pésimamente mala. El desayuno se componía de una sopa de ajo, que en realidad era un cazo de agua caliente con unas cabezas de ajos porque las sopas no las probábamos ninguno. La comida casi siempre era lo mismo: coles con patatas y pasaba lo mismo que con las sopas, que las patatas rara vez te tocaba alguna. Muchos en Valdenoceda murieron de hambre".

 A Inocente le obligaron a tirar diariamente de un carro cargado de muertos en la prisión, camino del cementerio: “Todos los días moría alguno y algunos días dos y tres y su muerte era siempre la misma, de hambre y miseria”.

Para espanto de todos, Inocente narraba que en la prisión de Valdenoceda, vio a uno “comérselo” los piojos “y a otro se le abrió una piojera en el culo y le abrieron un agujero que le cabía una manzana. Esto se lo vimos cuando murió”. ¿Cómo hablar de ésto? ¿Cómo explicar ésto?

Salvó su vida Inocente sólo "gracias a mi hermana Aurelia que me solía mandar algún paquete de harina tostada, la que yo administraba muy bien: por la mañana a la sopa le ponía un par de cucharadas de harina y en la comida hacía lo mismo. Como la daban caliente la movías un poco y hacías un amasadillo que me estaba riquísimo. Gracias a esto pude sacar la piel adelante”

Sólo así Inocente se libró de la muerte. Como Ernesto Sempere, como Isaac Arenal. Como Gabriel Martínez. Pero nunca se libró Inocente de los recuerdos de tortura y opresión sufridos en Valdenoceda. (...)"           (Todos los rostros, 17/04/2015)  

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