"Fruto de las decisiones de mujeres indígenas víctimas de violencia
sexual por buscar justicia, en septiembre de 2011, la Alianza Rompiendo
el Silencio y la Impunidad (...) presentó
una querella penal por varios hechos de violencia cometidos contra
mujeres de Sepur Zarco, sus familias y comunidades.
Sepur Zarco es una
comunidad del Estor, Izabal, en el nororiente del país, donde en los
años más intensos del conflicto armado (1982 y 1983) se asentó un
destacamento militar.
La esclavitud sexual fue
utilizada por el ejército y consistió en obligar a las mujeres, bajo
amenaza de muerte a ellas y sus familias, a acudir recurrentemente a los
destacamentos militares, en donde fueron violadas y forzadas a realizar
oficios para sus violadores y asesinos de sus familias. Todo esto
generó estigma y sentimientos de culpa que en la mayoría de los casos
aún no señalan a los verdaderos responsables.
Resistir, llorar y reír con las otras, fueron algunas de las estrategias de sobrevivencia
que encontraron varias mujeres, principalmente indígenas, víctimas de
violencia sexual durante la guerra en Guatemala. No fue sino hasta años
recientes que estas mujeres iniciaron un camino hacia la justicia que
implicó, en primer lugar, romper el silencio y rechazar el olvido.
Las testigas de este
caso son quince mujeres y cinco hombres quekchíes. En los años de la
guerra los esposos de las mujeres fueron desaparecidos, acusados de
“guerrilleros” por el hecho de realizar trámites para la titulación de
la tierra. Después de esto, algunas de las mujeres huyeron a las
montañas. Vieron morir de hambre y frío a sus hijas e hijos, a quienes
enterraron con sus manos.
Otras fueron obligadas, en un
contexto de terror y control territorial, a acudir al destacamento
militar instalado en la comunidad para lavar la ropa y cocinar para los
soldados, con los enseres que ellas proveían. Durante su permanencia en
el destacamento, en tiempos que van desde los seis meses hasta los seis
años, eran violadas de manera reiterada y sistemática.
Son varios
los hechos de violencia extrema contra las mujeres, sus familias y
comunidades, que están vinculados con este caso, que ilustra la magnitud
de la política contrainsurgente del Estado guatemalteco durante la
guerra. (...)
En 2012, las quince mujeres testigas dieron su testimonio ante un juzgado, en anticipo de prueba. El hecho alcanzó una cobertura mediática tan importante que logró poner en el debate social la violencia sexual como crimen de trascendencia internacional.
Durante 2013 avanzaron las
diligencias judiciales: exhumaciones, identificación de testigos,
elaboración de peritajes y otros. En 2014 fueron detenidos dos de los
responsables de estos hechos: Esteelmer Reyes, teniente coronel, y
Heriberto Valdez, excomisionado militar.
Han sido acusados por delitos
contra los deberes de humanidad en sus formas de violencia sexual,
esclavitud sexual y esclavitud doméstica, todo como crímenes de guerra,
además de otros hechos como desaparición forzada y ejecución
extrajudicial. Hay otros imputados perfilándose.
El caso Sepur Zarco es uno de los pocos en el mundo en
donde tribunales nacionales conocen este tipo de crímenes. Dado el
ambiente de impunidad que continúa prevaleciendo, este caso constituye
un reto para la justicia transicional, la democracia y la verdadera paz
en Guatemala." (Maya Varinia Alvarado Chávez es directora ejecutiva de la Unión Nacional de Mujeres Guatemaltecas (UNAMG). , Kaos en la red, 02/05/2015)
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