23/5/14

"Queríamos ver si sacaban a los nuestros. ¡Qué dolor!"

"(...) Faustina Romeral cumplió los 90 años el pasado 1 de mayo, una fecha que le ha generado muchos "disgustos" sobre todo durante su estancia en la cárcel entre 1946 y 1952, cuando no se permitía oír "ni una mosca" durante el 1 de mayo. "Pero yo no tengo la culpa de haber nacido ese día", asegura con una sonrisa. (...)

Su padre, Eladio Romeral, fue alcalde de Mora, Toledo y diputado del PSOE Su padre, Eladio Romeral, fue alcalde de Mora (Toledo) entre 1931-1932 y 1931-1932 y en 1938-1939, asimismo desempeñó el cargo de diputado provincial por el PSOE.

Por eso, cuando la guerra ya estaba perdida, Eladio se llevó a su hija y a su mujer a Alicante en busca de un barco que pudiera llevarlo al extranjero y huir de una represión segura. Alguien en el partido le había dicho que habría hueco para él. 

Pero el barco no llegó. Faustina y su madre fueron llevadas al campo de concentración de los almedros y el padre fue llevado al campo de Albatera. Ese momento, fue la última vez que vio a su padre. "Tengo grabada la imagen de los ojos de mi padre despidiéndose de mi madre y de mi. Él sabía que no nos volvería ver", relata a Público Faustina.

A partir de este momento, la vida de Faustina y la de su familia sufre una tragedia tras otra. Por diferentes vías, los tres fueron enviados a Mora. Allí, su padre sería encerrado para en noviembre de 1939 ser fusilado. "El día que mataron a mi padre yo estaba en casa de una prima hermana mía muy lejana. Me acuerdo de ver pasar una vecina que estaba muy triste. Acto seguido mi prima me dijo que habían matado a mi padre", cuenta.

 Era el mes de noviembre de 1939. Durante semanas, Faustina se había estado escapando junto a una amiga para acudir a un parque desde donde se veía como sacaban por la noche a prisioneros. "Queríamos ver si sacaban a los nuestros. ¡Qué dolor!", recuerda hoy esta mujer. 

Su madre, en cambio, sería encarcelada en el penal de Ocaña por el único delito de ser mujer de. Sus tíos también fueron encarcelados y uno de ellos moriría en la cárcel tras protagonizar una huelga de hambre.

 Sus casas fueron ocupadas por los miembros el ejército franquista. La de sus padres podría recuperarla poco después. La de sus tíos sería robada para siempre por el recaudador de impuestos de la zona.


Ella, que se había quedado sola "como un perrito", se fue a vivir con unos familiares en una localidad vecina. Tras varios años en casa de su familiar, Faustina decidió mudarse a Madrid y comenzar a trabajar como enlace del PCE a las órdenes de Agustín Zoroa. Tenía que conseguir dinero para que su madre pudiera tener una vida digna. 

A pesar de la clandestinidad, esta es buena época para Faustina, que consigue traerse a su madre a vivir con ella. Sin embargo, el destino le daría un nuevo golpe. En 1946 fue detenida junto a los miembros de la Delegación del Comité Central o "Comité de Madrid". Agustín Zoroa, su gran amigo, sería fusilado y ella pasaría por la Dirección General de Seguridad, por la cárcel de Ventas y por la de Segovia. En total, seis años. 

"Sabiendo que estaban a punto de detenernos, le dijimos a mi madre que se volvería al pueblo. Se salvó por dos o tres días", relata Faustina.Ahora, con 90 años, Faustina se pregunta si mereció la pena tanto sufrimiento y tanto dolor. "Mira cómo están las cosas. ¿Ha merecido la pena tanta muerte y tanta destrucción? Siguen mandando los mismos que hicieron la guerra. ¿Serán capaces los jóvenes de darle la vuelta a esta situación", se pregunta Faustina."          (Público, 19/05/20114)

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