26/11/13

"Hay muchos soldados que sienten un gran placer destruyendo personas, arrasando cosas... Disfrutan disparando a todo lo que se mueva"

"DOCTOR GRAY:

Es la naturaleza humana, lo ves en jóvenes a los que les encanta romper ventanas para oír el tintineo de los cristales, pero hay muchos soldados que sienten un gran placer destruyendo personas, arrasando cosas y que matarían más allá de lo necesario. Disfrutan disparando a todo lo que se mueva.

 Creo que este aspecto de la naturaleza humana no se ha tratado suficiente-mente, y creo que es una de las causas de la guerra. No sé cuáles son los lí-mites, pero conozco a ciertos soldados, exterminadores, que son muy dife-rentes de los soldados normales, que sólo matan cuando es necesario, y que nunca se vuelven exterminadores.

Supongo que no es muy diferente del placer que sienten los cazadores que matan antílopes o ciervos. Lo he estu-diado como uno de los atractivos del combate, además de la concupiscencia del ojo y el atractivo de la camaradería. Amenaza a toda nuestra civilización y aquí, en Estados Unidos, tenemos ahora estas cosas en la vida civil. Creo que es un punto extremo de la naturaleza humana del que no se puede regresar unos minutos después para lamentarlo. 

Llega a gustar con el tiempo. Y si hablamos de exterminadores experimentados, como eran algunos de las SS, y me temo que también algunos paracaidistas nuestros, no se puede dar marcha atrás de repente y arrepentirse. No digo que estos individuos sean incurables ni nada por el estilo, pero tienden a ser muy siniestros.

 Yo los veía en el campamento de convalecientes: a veces les daba por agredir a los lugareños, tenían mala fama e incluso sus propios oficiales solían te-nerles miedo. No sé en el caso de los artilleros y los pilotos.

Los pilotos son individuos que matan a distancia, pero les gustan mucho los instrumentos, los bombardeos de precisión y todo eso. Pero cuanto más lejos se está del blanco, menos probable es que se comprenda en profundidad el daño que se causa con aquella arma.

 No somos capaces de imaginar lo que sentirán las personas que están a doscientos o trescientos metros de nosotros. Creo que la falta de imaginación es uno de los peores defectos de la humanidad."


(Richard Holmes: Un mundo en guerra. Historia oral de la segunda guerra mundial, ed. Crítica, Barcelona, 2008, págs. 546/7)

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