"Valentín Garrido Muñoz, concejal de Béjar y diputado provincial de
Izquierda Republicana durante la República, puso en marcho una central hidroeléctrica en 1930 gracias a un préstamo del banco García y Cascón, según relata su nieto, Ramón, a Público.
El
4 de agosto del 36, Valentín ingresa en prisión junto a otros cargos
provinciales de las instituciones republicanas. “A los pocos días de
estar en prisión, una persona del banco le visita en prisión y le pide
que haga una cesión de bienes como pago del préstamo
contraído. Mi abuelo se niega a ello y le dice que no tiene que hacer
ningún pago porque está cumpliendo religiosamente”, explica Ramón.
La
negativa de Valentín tiene rápida respuesta. El 16 de agosto su hijo
mayor, Ramón Garrido Lobo, recibió una paliza mortal en plena calle por
parte de milicianos de Falange. Días después, el mismo responsable del
banco vuelve a visitar a Valentín en la cárcel para volver a pedirle que
haga la cesión de bienes al banco. Esta vez la reunión se produce a
puerta cerrada en el despacho del director de la prisión.
“Esta vez mi abuelo sí que firma la cesión
y la hidroeléctrica pasó a ser del banco, que posteriormente las vendió
por una cantidad multimillonaria a Iberduero”, explica el nieto de
Valentín.
La madrugada del 31 de diciembre Valentín fue fusilado
junto al alcalde de la localidad de Béjar y un trabajador del
Ayuntamiento. Tras el fusilamiento, la familia huye a Salamanca donde
monta una pequeña pensión con los escasos fondos que no les fueron
arrebatados. Con el paso de los años y después de media vida dedicada a
estudiar el caso de su abuelo Ramón dice haber conseguido realizar el
encaje de bolillos que explica el fusilamiento de su abuelo.
“Su asesinato responde a una estrategia premedita para eliminar a todos
los que no pensaban como los vencedores, pero también para apropiarse
de todos sus bienes”, concluye este hombre." (Público, 07/04/2013)
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