15/2/11

La creación política de un conflicto: "un grupo muy minoritario de personas que ha inducido a otras. No sé la razón"... con seguridad, las elecciones

"Arteixo siempre presumió de ejemplo de integración interracial. Pero su alcaldesa, la socialista Pilar Souto, teme que la decisión del nuevo colegio de primaria de sancionar a una alumna por llevar velo islámico o reavivadas protestas de algunos vecinos contra el local social que sirve de mezquita a la comunidad musulmana, la mayor y más antigua de Galicia, haya encendido una mecha de intolerancia. (...)

P. ¿Por qué surge de pronto esta polémica? El director del colegio habló de intereses creados y políticos. La comunidad musulmana también, ¿cree que es un intento de dañar al PSOE ante las elecciones?

R. Posiblemente. Es un problema importante, está en juego la convivencia de un pueblo que ha dado durante muchísimos años muestras de integración. Y voy a defender eso por encima de todo, piensen lo que piensen mis vecinos. No calculo los votos que podría ganar o perder con una u otra actitud. Solo creo en el respeto hacia las personas, sean de la raza o nacionalidad que sean.

P. ¿Cree que son minoría los vecinos que están molestos?

R. Pregunté a la Policía Local si en años anteriores hubo problemas. Me dicen que nunca. Hablé con la asociación de vecinos donde ellos tienen el local actual, y tampoco. Realmente creo que ha sido un grupo muy minoritario de personas que ha inducido a otras. No sé la razón.

P. La polémica norma del colegio también es política. El representante del gobierno local en el consejo escolar votó a favor.

R. Yo le pregunté al edil cómo tomó esa decisión sin consultarlo antes con el resto del Gobierno. Pero no fue así y nos enteramos cuando la niña ya está sancionada. No teníamos conocimiento de ello, ningún concejal del gobierno, ni siquiera el que está en el consejo escolar. El tema ahora está servido y, para mí, tiene mucha trascendencia.

P. ¿Por eso instó por carta al conselleiro de Educación a intervenir en el asunto y establecer una norma para todos los centros educativos?

R. No se debe cargar a cada centro con esa responsabilidad. Aún no tuve respuesta. Creo que la consellería tiene que intervenir, para mediar, que es lo que yo pretendí hacer, para apaciguar la situación. Todos debemos ser conscientes de la importancia de este tema. Va más allá de la norma interna de un colegio.

P. ¿Están vulnerados los derechos a la educación y libertad de culto?

R. Hay una niña que está sufriendo por una decisión contra una actitud suya, llevar el velo, que no es nueva. La niña tiene derecho a la educación y debe ser apartada de toda esta polémica. Intento parar esa tensión que transmite algún sector de la sociedad.

P. ¿Teme que esa prohibición se extienda a otros centros de Arteixo?

R. Sí y mucho. Me preocupa que surja un problema entre los propios niños que no han tenido jamás un problema de convivencia pero que reproducen en el colegio lo que oyen en casa o en la calle. Los adultos tenemos la responsabilidad. Cuando se toma una decisión, hay que pensar antes en las consecuencias.

En los demás centros no hay problemas. Pero ¿qué pasará si otros también adoptan esa prohibición? Podría ocurrir que las niñas musulmanas de Arteixo que lleven velo no puedan ir a clase en su municipio. O que un centro se desmarque, y entonces todas deban concentrarse allí. Mi obligación es prevenir, y no dejo de apelar al sentido común. A ver si nos damos cuenta de que hemos creado un problema que no existía. (...)

P. ¿Sigue sin conseguir hablar con la dirección del colegio?

R. Fue imposible por teléfono, y les envíe un correo electrónico con ánimo de rebajar la tensión. No pretendo inmiscuirme en sus competencias, que es aprobar un reglamento. La responsabilidad es suya.

Nadie supo todavía decirme de quien partió la propuesta de esa prohibición. Pero no pido que se revise, no me corresponde." (PILAR SOUTO Alcaldesa de Arteixo: "Temo que la polémica del velo se extienda a otros colegios". El País, Galicia, 13/02/2011, p. 5)

"Con respecto a la polémica por la situación provocada en el colegio de Arteixo debido a la alumna que usa velo, es asombroso que ni los medios de comunicación ni la opinión pública hayan puesto el acento en lo sustancial: el reglamento de régimen interno del centro fue aprobado el 13 de diciembre de 2010, es decir, con la alumna asistiendo ya a clase.

Este dato debería hacer reflexionar a todos cuantos han intervenido en este proceso. Los padres de la niña no conocían el reglamento antes de matricularla, el centro lo aprobó una vez comenzado el curso. Quienes lo aprobaron conocían de antemano las consecuencias. Es innegable, por tanto, que se ha producido una indefensión evidente para los afectados. Y esta cuestión dista de ser un aspecto lateral de interés para leguleyos.

El poder que el centro reclama para sí no se compadece con la grave irresponsabilidad de unos funcionarios cuya ineptitud ha llevado a esta situación; es posible que la ley les asista, pero moralmente están descalificados. (...)

El laicismo es compatible con las libertades públicas e individuales si se limita a una imposición legal a las autoridades, pero nunca a los ciudadanos. No es lo mismo que un crucifijo presida una dependencia pública que el hecho de que un ciudadano porte consigo un símbolo religioso.

Y, si lo que se pretende es sustraer el asunto del ámbito de las religiones y ceñirlo a una pura y simple cuestión de vestimenta, sobran reglamentos ad hoc, como ha sido este el caso.

Solamente la imposición del uniforme entre el alumnado podría abrir una vía de legitimidad para la prohibición del velo, en la medida en que solo el uniforme garantiza un tratamiento igual para todos los alumnos, huyendo de la casuística sobre lo que pueden o no pueden vestir." (J. J. SÁNCHEZ ARÉVALO: Un reglamento 'ad hoc'. El País, 04/03/2011, p. 2)

"Por qué voy al cole con velo. Habla la protagonista de la última polémica sobre el 'hiyab' - "No quiero que otras niñas pasen por esto", dice la menor, que se enfrenta a una expulsión.

El director leyó en clase el nuevo reglamento tras las vacaciones de Navidad. "Por respeto a los demás" no se pueden llevar en las aulas "boinas, viseras, paños en la cabeza" ni prendas "que la cubran".

Sentada en su pupitre de un colegio de Primaria de Arteixo, una alumna de 12 años (a la que llamaremos I. para preservar su intimidad) no se dio por aludida. "Lo leyó hasta cuatro veces y me repetía: '¿Entiendes? ¿Entiendes?", recuerda ella.

"Pero no dice que no se puedan llevar símbolos religiosos", replicó ataviada con un hiyab (velo islámico). (...)

Es gallega de padres marroquíes y la única musulmana de su clase. (...)

De momento, el velo de I. le impide hacer actividades extraescolares por acumulación de sanciones leves. El 2 de febrero lloró cuando el centro le prohibió ir a la televisión pública gallega para participar en un concurso con sus compañeros.

"Me hacía tanta ilusión... ", dice suave con un marcado acento gallego y sus enormes ojos marrones fijos. ¿Y compensa? "Mi madre lleva velo y lo he aprendido desde pequeña, quiero luchar por mi religión", responde.

La menor se enfrenta a una posible expulsión por el segundo expediente abierto por el Consejo Escolar -la tramitación del primero fue errónea- que achaca a ella y a su velo un comportamiento "gravemente perjudicial para la convivencia del centro".

Y todo a tres meses de acabar el curso e ir al instituto, donde otra alumna va con hiyab sin problemas. (...)

Redouane, padre de la menor, asegura que intentaron disuadirla para que dejara su cabeza al descubierto hasta acabar el curso. No quiso. "Yo la entendí. Es como decirle a alguien toda la vida que no fume y darle después un cigarro", asegura el progenitor, un vendedor ambulante de 45 años de Casablanca.

Él explica que una musulmana debe cubrirse el pelo delante de cualquier hombre susceptible de ser su marido. Añade que hay mujeres que no se lo ponen. "Mi hija y mi mujer deciden por sí mismas", asegura. ¿Y si su esposa se lo quita? "Me casé con ella con velo", zanja. (...)

La familia sale a la terraza para las fotos. Desde el piso se ve la piscina comunal a la que nunca baja la madre de I. "No, yo no, por religión. Solo voy a la de mi hermano en Casablanca", explica. La niña lleva el velo de forma intermitente desde que jugaba con él a los seis años. Ahora que ya es definitivo, dice, la piscina tampoco es para ella.

Sentada en una salita con otro sofá marroquí, habla de sus amigas. Juegan en el parque y dan paseos. A veces van al cine de A Coruña. En su pandilla de Arteixo no hay musulmanas. A las demás les gusta Justin Bieber, Hannah Montana o la serie musical Patito Feo. "Yo prefiero escuchar música árabe", descarta.

Un póster de dos niñas rezando delante de La Meca y otro de fiestas gallegas presiden su habitación. Practica aeróbic y le gusta el baile moderno. Charla mucho por el chat con sus primas mayores de Casablanca, de 17 y 14 años y velo desde los 10. Su sueño es ser periodista -"para seguir las historias de otros"- o maestra: "Me gusta corregir exámenes". A veces habla como una adulta.

La madre sigue la charla desde el otro sofá. ¿Qué opinan ellas de quienes dicen que el velo es un símbolo de sumisión? "No tengo palabras", dice Asmaa. I. se queda pensando: "No, con el Islam la mujer puede llevar oro y el hombre, no. La mujer es más que el hombre", afirma. El padre, que entra y sale de la sala, cree que el hiyab es "un motivo de orgullo" para las musulmanas.

Los hombres beben té en el salón. Y la niña invita a la visita a un paseo por el pueblo. La primera parada es para comprar chucherías. Pasa por el parque donde no ve a sus amigas ("están en las clases extraescolares, yo no puedo").

Casi nadie repara en su velo. Solo un chico lo mira con cara extrañada en la biblioteca sin que ella lo note. En los primeros días de la polémica, algunos compañeros de clase le dijeron: "Vete a tu país". Pero ella es española. Y musulmana, niña, estudiante y aspirante a periodista o maestra.

Ahora, además, es la última abanderada de la lucha por el hiyab en las aulas: "Quiero zanjar este asunto y que ninguna otra niña pase por esto", dice mordiendo una gominola. Su madre, que espera en el salón, se ha quitado el velo porque ya no hay hombres en casa." (El País, Galicia, 10/04/2011, p. 40)


"Me pondría el velo solo por fastidiar"

(...) Souhayla Souas nació en Pontevedra pero tiene muy presentes sus raíces marroquíes. Al hogar familiar, en la región de Casablanca, regresa casi todas las vacaciones. A sus 21 años, fue hace tres la primera joven de la comunidad musulmana de Vilaboa que llegó a la universidad, donde estudia Medicina "sin asignaturas pendientes ni nada".

Ha seguido con atención y bastante fastidio el caso de la joven musulmana de Arteixo, que no acaba de entender. "Me dan ganas de ponerme el velo solo por fastidiar", lanza.

Como lleva toda la vida en Galicia y no se pone el hiyab, pasa más desapercibida ante los comportamientos racistas que, asegura, se producen de vez en cuando. "Hay de todo. Como yo nací aquí tengo un poco de ventaja y muchos no piensan que soy marroquí hasta que se lo digo yo", explica, "pero sigo viendo cierto racismo cuando saben que eres de otro país".

Añade que a veces conflictos o discusiones con algún compañero de clase se agravan precisamente por el desprecio étnico, aunque el origen del desencuentro fuese otro. "Tengo un compañero que, como soy marroquí, se dirige mal a mí", aduce.

No acierta a comprender el revuelo ante el uso del velo en los centros de enseñanza. "Tengo visto a señoras mayores con pañoleta... Es como si un español lleva una cruz al cuello... ¡O las monjas!", indica. "No sé por qué precisamente en el colegio no se puede, me parece fatal".

Y avisa: "Yo no lo llevo, pero el día que me lo ponga a ver quién me dice que me lo quite; me están dando ganas de ponérmelo simplemente por fastidiar". Explica, además, que la decisión de ponérselo o quitárselo no se toma a la ligera.

"Si me lo pongo es para siempre", cuenta. Señala también que en Marruecos la decisión de usarlo o no es libre, no como antes, "cuando era un poco por obligación". (El País, Galicia, 13/03/2011, p. 3)

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