22/7/10

Sobrevivir a las bombas para morir a manos de un vecino

"Probablemente, las víctimas pensaron que perder una guerra contra el fascismo era lo peor que les podía pasar. Se equivocaron. La mayoría de los restos rescatados hasta ahora en una fosa común en Menasalbas (Toledo) pertenecían a un grupo de hombres que volvían derrotados del frente a sus casas cuando un grupo de vecinos del pueblo, que se habían hecho falangistas durante su ausencia, los llevó a la cárcel de Toledo. Su estancia en prisión fue muy corta, apenas unas horas. Algunos fueron brutalmente torturados. Todos murieron ese mismo día, 3 de abril de 1939.

"Cuando mi madre fue a llevarle el desayuno a la cárcel después de enterarse de que lo habían detenido, le dijeron que ya se lo habían dado. En realidad le habían dado la muerte", cuenta Salud, de 73 años, la única hija de Bernardino Gómez Sánchez. Su padre tenía entonces 29. Él me conoció a mí porque una bomba le hirió en una mano y lo mandaron unos días a casa, pero yo no pude conocerle a él, porque tenía solo dos años y no tengo ningún recuerdo suyo".

Salud busca en esta fosa en la que se han hallado 17 esqueletos -uno a última hora de ayer- a dos personas: su padre, y su tío, Benigno, que tenía solo 14 años cuando fue fusilado junto a su hermano en la tapia del cementerio de Menasalbas. "Tenía unas ovejitas y había salido a pasearlas cuando fueron a buscarle. Mi abuela le dijo: llévate una manta y el que se lo llevó le respondió: donde va, no le va a hacer falta", recuerda Salud. El tercer hermano huyó a Francia y allí tropezó con otra guerra, esta vez contra los nazis. Llegó a dirigir una brigada y sobrevivió al conflicto. "Solo volvió a España para morirse", afirma Salud. (...)

Salud aún no ha decidido si enterrará a su padre con su madre. "Quedó viuda con 28 años y nunca más volvió a casarse. Tenemos que decidirlo todos los familiares de las víctimas. Si murieron juntos, quizá deban permanecer juntos". (El País, 22/07/2010)

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