22/7/10

La violencia del narco

"Pregunta. Ya van más de 25.000 muertos desde que el presidente Felipe Calderón declaró la guerra al narcotráfico. Y la violencia, lejos de decrecer, aumenta. ¿Qué está pasando?

Respuesta. El Gobierno politizó el fenómeno del narcotráfico. Lo politizó al darle prioridad a un grupo y, como consecuencia, los otros grupos reaccionaron violentamente. Y en esa reacción, que ha sido muy despiadada, hemos podido identificar nuevos estilos de violencia como las decapitaciones en masa. Da la impresión de que, más que la muerte del rival, lo que algunas de las bandas están haciendo es mandar mensajes. No a los rivales, sino al Estado. Es una situación nueva, porque se han perdido hasta los viejos códigos. Los narcos evitaban las agresiones contra los niños o las mujeres. Ya no. El Gobierno ha creado un problema, ha soltado a los demonios y ahora no sabe cómo detenerlos.

P. ¿Puede ganar el presidente Calderón la guerra al narcotráfico?

R. No la va a ganar jamás. Porque el perfil de este país es lacerante. México es un país muy herido donde, por ejemplo, la deserción escolar de nivel medio es muy alta. Estamos hablando de 15 millones de chicos en un país donde cerca de 50 millones de mexicanos viven en la pobreza extrema. Y una de las salidas de esos chicos que ni estudian ni trabajan es la delincuencia. Una salida que muchas veces ni siquiera es económica, porque por la información que yo tengo ni reciben un sueldo atractivo. Se trata más bien de una opción de violencia, de lograr el poder inmediato, el poder que da un AK-47 automático en las manos, 120 disparos por minuto.

P. Usted vive en el norte, en Sinaloa, donde la presencia del narcotráfico siempre ha sido muy fuerte. ¿Cómo percibe la población el acoso de los capos de la droga?

R. Es que el acoso que percibe la gente es el de los militares. El Ejército significa violaciones, significa asesinatos. En mi tierra empezó la guerra el día que los militares mataron a una familia completa. Solo pudo escaparse el padre, que echó a correr cuando se dio cuenta de que no tenía ninguna opción. Mataron a sus niños, a su mujer. Lo acusaban de plantar droga, pero él se defendió: yo soy agricultor, yo no soy narco ni siembro droga, a mí compruébenme. Y enseguida hizo la denuncia, pero el Ejército sigue haciéndose el loco... Y en Ciudad Juárez pasa igual. He recorrido sus calles por la noche y la gente le tiene más temor a ellos que a los otros. Las calles se han llenado de soldados y de armas de alto poder, pero la violencia no ha descendido." (ÉLMER MENDOZA: "El presidente Calderón no ganará jamás la guerra al narcotráfico".El País, 22/07/2010)

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