31/5/10

Un hombre legalista

"Al proclamarse la República se produjo en el pueblo un pequeño alboroto durante el que fue quemada una bandera en la plaza, aunque la cosa no fue a mayores. Sin embargo, este hecho fue recordado siempre por la gente de derechas, que lo sacaban en cualquier ocasión.

El día 18 de julio apareció en Barcial un camión con falangistas uniformados y armados, que apoyados por gente del propio pueblo tomaron el mando. Estos falangistas procedían de Villalón y eran bien conocidos, porque el que estaba al mando había sido republicano, interviniendo en mítines por la zona.

El día 23 de julio, la Gestora Municipal fue destituida por la guardia civil del puesto de Palazuelo de Vedija, que nombró una nueva corporación compuesta por hombres afines a la sublevación.

El alcalde legítimo, en vista de las circunstancias, se escondió a la espera de acontecimientos. En la parte superior de su casa, bajo el tejado, había hecho un hueco en donde apenas cabía una persona, y allí se resguardó.

Vicente Vázquez de Prada fue designado alcalde por la guardia civil, como puede verse en el documento adjunto, y desde ese cargo intentó que los republicanos fuesen detenidos y juzgados. Ante esta actitud, los falangistas del pueblo, sedientos de sangre, le engañaron, diciéndole que llevaban a los detenidos a Valladolid; pero enseguida quedó patente que en realidad los estaban matando, lo que provocó enfrentamientos en el nuevo Consistorio y por fin, el apartamiento de Vázquez de Prada de la alcaldía a favor de un falangista menos escrupuloso.

Esto no le libró de la mala voluntad de los falangistas vallisoletanos, quienes acabada la guerra le denunciaron ante el Tribunal de Responsabilidades Políticas. En el expediente, Vicente Vázquez de Prada se exculpa, insistiendo en su adhesión al Movimiento y demostrando que ocultó en su piso de Valladolid los bienes de los jesuitas expulsados en 1932, haciéndoles con esto un gran favor. (...)

En el camión se juntaron 26 personas entre los detenidos y los hombres de otros pueblos. El camión salió de Barcial, y en un momento dado, apareció otro camión vacío. Los falangistas dividieron a la gente de forma aleatoria, 13 en cada camión. Bernardo Rodríguez quedó separado de sus vecinos. Este último camión nunca llegó a Valladolid. Mataron a los detenidos en el camino. Uno de los testigos, Lucio del Río, dijo que dudaba del momento de la muerte de Bernardo; según él, pudo morir en el propio camión, ya que lo habían maltratado bárbaramente.

Los demás llegaron a Cocheras en el otro camión. Estos detenidos estuvieron presos durante años. Uno de los que iban con ellos en el camión era de Santa Eufemia; se murió enseguida, en las propias Cocheras, “de aprensión” (no paraba de llorar, diciendo: “mis hijos, mis hijos”)." (www.represionfranquistavalladolid.org, 'Barcial de la Loma, 30/05/2010)

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