3/2/10

La culpa en la sociedad chilena

"Pero lo más contundente, y lo más claro, se halla en el editorial que El Mercurio publicó el 13 de enero con el título Memoria respetable, pero parcial. Se trata de un editorial golpista (he pensado bien ese término antes de utilizarlo) en versión humanizada: golpe de Estado, sí; violación de derechos humanos, no.

O sea, dictadura sí (sólo cuando es necesaria), violencia no. Es en esta distinción en la que se basa la búsqueda de respetabilidad del pinochetismo social. Y el problema -y éxito- del Museo es que torpedea la línea de flotación de esa retórica.

Parece, pues, que el fondo del asunto es que sólo "aparecen" en el Museo los torturados, los detenidos-desaparecidos, los ejecutados por la dictadura, todo aquello que recogieron las Comisiones Rettig y Valech. Es unilateral: no aparecen todos. Ése es el problema. Sin embargo, eso no es cierto. En realidad todos aparecen en el Museo.

Quienes argumentan que sólo aparece una parte de la sociedad chilena no se dan cuenta -o quizá no quieren darse cuenta- de que esos ciudadanos destruidos por la dictadura no son una historia, o un relato, y aún menos una parte de la sociedad, sino que en realidad incluyen toda la historia, todo el relato contemporáneo que está en debate, y toda la sociedad, puesto que el daño sufrido incluye a los perpetradores directos, y también a los que aplaudieron pero no actuaron, a los que miraron hacia otro lado, a los compungidos y a los horrorizados, es decir, a toda forma de conducta, a toda moral.

Ésa fue la advertencia de Jaspers cuando nos aleccionó sobre el problema de la culpa en la sociedad alemana del Tercer Reich. De las cuatro culpas que estableció -criminal, política, moral y metafísica-, es la última la que nos muestra en qué modo lo sucedido a uno incluye la responsabilidad de otros; en sus propias palabras, "hay una solidaridad entre hombres como tales que hace a cada uno responsable de todo el agravio y de toda la injusticia del mundo, especialmente de los crímenes que suceden en su presencia o con su conocimiento. Si no hago lo que puedo para impedirlos soy también culpable". (RICARD VINYES: El 'problema alemán' en Chile. El País, ed. Galicia, opinión, 30/01/2010, p. 31 )

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