15/11/19

Fueron interrogados por el sanguinario policía Saturnino Yagüe González y el inspector Enrique González Herrera, de la Brigada Político Social. Carlos Arias Navarro, entonces Director General de Seguridad, entró a abofetear a uno de los detenidos.... Al 6º día de salvajes torturas los detenidos se confesaron culpables...

"Francisco Granado Gata era natural de Valencia del Ventoso (Badajoz). Jornalero, forjador, activista antifranquista colaborador de las Juventudes Libertarias. Joaquín Delgado Martínez nació en Cardona, (Barcelona), ebanista fresador, secretario de la Federación Ibérica de Juventudes Libertarias en Grenoble.  

Ambos fueron detenidos el 31 de julio de 1963, acusados de colocar 2 bombas, 2 días antes, en la Sección de Pasaportes de la DGS de Madrid, que provocó heridas a 20 personas, y en la Delegación Nacional de Sindicatos causando solo daños materiales.
 
Inicialmente negaron ser los autores de los atentados. Fueron interrogados por el sanguinario policía Saturnino Yagüe González y el inspector Enrique González Herrera, de la Brigada Político Social. Carlos Arias Navarro, entonces Director General de Seguridad, entró a abofetear a uno de los detenidos. Al 6º día de salvajes torturas los detenidos se confesaron culpables. Días después un tribunal militar franquista les procesó en consejo de guerra; aunque negaron su culpabilidad les condenaron a muerte.  (...)

La verdad se conocería más de 30 años después. El documental Un crimen legal, de Lala Gomà y Xavier Muntanyà, emitido en 1996 en el canal francés Arte daría a conocer los nombres de los verdaderos atacantes: Sergio Hernández y Antonio Martín. Así lo reconocía el 2º de ellos ante las cámaras:

 “Sergio se marchó para la frontera y yo me quedé en Madrid. Tuve la sorpresa verdaderamente profunda de que habían arrestado a 2 compañeros y que les habían inculpado por un hecho que no habían hecho. Fuimos nosotros los que lo hicimos. Habíamos ido a hacer ruido y estando allí los habían acusado… No los conocíamos. Y no sólo los acusaban.. sino que querían matarlos… Para mi fue algo que…. No puedo contar…”  (...)

El 17 de agosto de 1963 Granado y Delgado fueron ejecutados mediante garrote vil en la prisión de Carabanchel (Madrid). Tenían 28 y 29 años. Los 2 cadáveres fueron enterrados en secreto inmediatamente, sin dar cuenta a las familias, en una fosa de caridad del cementerio de Carabanchel. Actualmente los nombres de Granado y Delgado siguen marginados de los libros de historia que, por contra, han calificado a Fraga “padre de la democracia” y una sala del Congreso del régimen del 78 le ha rendido homenaje."                    (Tulio Riomesta, 23/10/19)

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