"Lo que en realidad ocurrió", cuenta Domínguez, "es bastante más sencillo, aunque no menos dramático". Dos mujeres fueron trasladadas en un coche, de noche -"como siempre"- a un camino. Bajaron del coche y a una de ellas le pegaron un tiro. Murió. Con la otra hubo menos puntería. El coche arrancó dejándola tirada, inconsciente, entre unas rocas. Al amanecer, entre la neblina, la mujer levantó la vista y distinguió a un pescador. Ella le pidió ayuda y él bajó la cabeza presa del pánico. Titubeó, cuenta Domínguez, al señalarle el camino de vuelta. Se deshizo en disculpas. Su familia había sido también represaliada. Aquella mujer enfiló el camino a casa y contó su historia. No hubo mito.
La verdadera epopeya ocurrió en pleno siglo XX, cuando la historia de esta mujer fue reconstruida. El equipo de la Universidade habló con la hija de aquella superviviente, que relató los hechos tal y como los contó su madre al regresar. Casualmente, en la misma comarca pero en distinta localidad, otra entrevista cerró el círculo. "Un hombre nos contó que su primo, una madrugada de pesca, se encontró con una mujer en camisón, con un tiro que le pidió socorro y que jamás olvidará que no pudo ayudarla". Cerrar el círculo, y obtener un testimonio contrastado, que se complete entre sí por voces que jamás se han conocido, es un éxito del que los historiadores se sienten profundamente orgullosos. Reconstruyen la historia, su objetivo, y le ponen al lado el nombre de sus protagonistas." (El País, ed. Galicia, Galicia, 30/07/2009, p. 8)
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