14/5/09

El trabajo esclavo del franquismo era muy rentable

"Yo quitaría los símbolos franquistas y religiosos, pondría una buena explicación sobre lo que fue Franco y las condiciones en que allí trabajamos, como esclavos, y pondría allí un archivo no sólo de la Guerra Civil y del franquismo, también de la historia de España. No quitaría los escudos, los dejaría acompañados de una buena explicación, con letras muy grandes".

(...) En Guadarrama hace 10 meses de frío y uno de calor. Un frío que endurecía aún más las condiciones de trabajo. "El aire de Guadarrama es muy sutil, mata a un hombre y no apaga un candil", explica Tario citando un ripio que leyó no se acuerda dónde. "Cuando llegué a Cuelgamuros estaba todo nevado. Hacía un frío insoportable. Los presos dormíamos amontonados en los barracones para tratar de evitar un frío helador", recuerda.

Tario arremete contra el abad del Valle de los Caídos, "que dice muchas mentiras y barbaridades" como "que teníamos dos pesetas de paga al día. Lo cierto es que nos daban 50 céntimos por día, que los pagaban al final de la semana, y que el Estado se quedaba con una 1,5 pesetas al día, en concepto, decían, de manutención. Fuera, en la calle, el jornal era de 13 o 14 pesetas diarias. La diferencia entre lo que se cobraba en Cuelgamuros y lo que cobraban los obreros que no estaban allí iba para un fondo que servía para pagar las obras de Cuelgamuros. Nos mintieron, porque decían que esa diferencia iba a una cartilla que nos entregarían al salir de la cárcel, pero lo cierto es que la diferencia entre lo que nos pagaban y las 13 o 14 pesetas diarias que cobraba un trabajador de fuera iba para construir Cuelgamuros".

(...) Sostiene Tario: "Es falso que en los 19 años que duraron las obras murieran sólo 14 trabajadores, como dicen las cifras oficiales. Yo he hablado con gente que trabajó en el agujero (en la cripta) y me han dicho que cada día había una docena de heridos, que el trabajo era durísimo y que se hacía en unas condiciones lamentables; por supuesto, sin ninguna seguridad. Catorce muertos en 19 años, ¡no se lo creen ni ellos!"

No quiere ni pensar este ex preso superviviente del Valle de los Caídos en las penalidades que tuvieron que pasar los otros presos que construyeron la abrumadora cruz -de 150 metros de alto y con brazos de 46 metros de ancho, con una anchura en su interior que permitiría el paso en paralelo de dos coches-; trabajando a esas alturas, en medio del frío y con unas condiciones de trabajo que despreciaban la seguridad de los trabajadores, concepto que no existía en el régimen de Franco, y menos aún, para los presos republicanos." (José Maria Calleja: Llamadle Cuelgamuros. El País, Domingo, 03/05/2009, p. 16/7)

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