El trauma que 300 años de esclavitud y segregación dejaron han sido un terreno fértil para la prosa de Morrison. "La gente no hablaba. Cantaban sobre ello en las canciones espirituales en las que hay muchos códigos para contar sus experiencias. Pero querían olvidar, tirar hacia delante", explica. "Incluso escritores como Frederick Douglas no lo hacían. Querían que se abolieran las leyes racistas y no hablar de su sufrimiento". Ella decidió acabar con el silencio. "No quería que otros hablaran por mí. No me parecía sano vivir con ese pasado oculto. Desde entonces mucha otra gente escribe sobre esto. Yo lo hice para entender quién era".
Lo mismo le ocurre a la impulsiva Florens protagonista de su novela, que con arrojo y fuerza cuenta su historia en la granja, su amistad con la leal Lina, su enamoramiento de un negro libre. "Ella escribe desde el principio y se desarrolla según va contando la historia, evoluciona a partir del propio acto de escribir, algo que le otorga un nuevo poder. Es esto lo que vuelve el mundo coherente y así ha sido también para mí. La escritura siempre es urgente".(TONI MORRISON: "La escritura siempre es urgente". El País, ed. Galicia, Cultura, 25/04/2009, p. 45)
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