“Licencia para matar en Perú.
Cerca de 70.000 personas murieron durante la violencia política registrada en Perú entre los años 1980 y 2000. Sendero Luminoso comenzó destripando campesinos en las serranías de Ayacucho y llegó hasta las residencias de la burguesía limeña con más de 50 coches bomba. Y la ley del Talión contra el terrorismo guerrillero comenzó a ser aplicada por los escuadrones de la muerte el 3 de noviembre de 1991, hacia las 10.30 de la noche, en un primer piso de Barrios Altos, en Lima. (…)
Aquel día, un grupo de vecinos discutía sobre el arreglo de los deteriorados servicios comunitarios. Inopinadamente, entre seis y diez encapuchados forzaron la entrada a patadas, insultos y mentadas de madre. "¿Qué pasa, jefe? ¿Qué pasa?", preguntó Manuel Isaías, de 33 años. Una ráfaga de metralleta en el pecho le tumbó sin vida cuando preguntaba al jefe del grupo armado por los motivos de su abrupta irrupción. "Su hijo [de ocho años] se abrazó con el padre y le cayó un balazo", confesó desde la clandestinidad Jesús Sosa, uno de los asesinos, ex agente del Servicio de Inteligencia del Ejército (SIE) y miembro del grupo secreto denominado Destacamento Colima. (…)
Un ex miembro del Destacamento Colina ha revelado, a través de una instrucción judicial, que los primeros disparos del 3 de noviembre fueron efectuados por el oficial Martín Rivas, jefe del grupo. Uno tras otro, boca abajo, fueron asesinados. "En ese momento salió un niño a auxiliar a su padre que ya estaba en el suelo herido, y es cuando Yarlequé le dispara al niño (...) Martín Rivas le increpa a Yarlequé por haber matado al niño. Yarlequé dijo: 'El jefe ha dicho que no queden huellas". (El País, ed. Galicia, Internacional, 20/04/2008, p. 6)
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