8/2/08

Las víctimas levantan muros de silencio con la esperanza de olvidar

“Eloy fue testigo de cargo y querellante contra el comisario Miguel Etchecolatz, en aquellos años negros jefe de la policía de Buenos Aires. En la querella la acompañaba Jorge Julio López, secuestrado dos meses después en un momento crucial del proceso, en septiembre de 2006, cuando ambos trataban de añadir el delito de genocidio a los de homicidio, detención ilegal y torturas, por los que finalmente, Etchecolatz fue condenado a cadena perpetua, como el año pasado el sacerdote Christian von Wernich. De Jorge Julio López nunca se ha vuelto a saber. (…)

Ella reconoció al comisario Etchecolatz por su tono de voz en un programa de televisión. Fue el detonante. Habían pasado casi 20 años y hasta ese momento no había reunido fuerzas para contar su peripecia.

"No es fácil", afirma, justificando los muros de silencio que levantan las propias víctimas con la quimera de borrar así la atrocidad que, como sombra alargada, los culpabiliza sólo por sobrevivir. Ni siquiera se sabe su número.” (El País, ed. Galicia, Galicia, 07/02/2008, p. 8)

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