"(...) «Desde el 15 de abril hasta el 1 de diciembre de 1939 estuvieron fusilando en esta tapia vecinos desde Hortaleza hasta Moralzarzal», explica Fernández Suárez a las puertas del cementerio. Era el final de procesos que comenzaban con una denuncia ante las autoridades franquistas, explica el historiador.
Los represaliados de Hortaleza fueron apresados en su propio pueblo, donde sufrieron torturas para sacarles una confesión: «Las palizas estaban a la orden del día». Después se les trasladaba a cárceles próximas a las localidades cabezas de partido. En estas cárceles pasaban entre dos y tres meses hasta que se abría el proceso militar, los consejos de guerra, donde el denunciado, siempre en posición de inferioridad, se veía obligado a intentar defenderse a sí mismo.
Los procesos eran brevísimos. «No
duraban ni cinco minutos, era terrible: mentira, culpable, muerte».
Algunos días después, eran conducidos a capilla para pasar la noche, y a
la mañana siguiente, antes del amanecer, serían fusilados en la tapia
del cementerio. Mientras tanto, aquellos familiares a los que les
llegaba la noticia de que los suyos pasarían la noche en la iglesia, se
escondían en la oscuridad, esperando para poder recoger los cuerpos que
dejaban a la intemperie los ejecutores. (...)" (Rodrigo Minguez, Hortaleza Periódico Vecinal, 31/08/22)
No hay comentarios:
Publicar un comentario