"Conocer el pasado es clave para entender el presente. Pero a veces ese pasado es peliagudo, terrible y fue sepultado para no levantar ampollas. Jorge Fonte (Santa Cruz de Tenerife, 1967) lo tenía muy claro cuando comenzó la escritura de 'El hijo del apotalado' (editorial Milenio), que desembarcó hace unas semanas en las librerías de todo el país.
(...) Jorge Fonte reconoce que hubo un detalle que le llamó la atención tras leer muchos libros sobre la Guerra Civil y la postguerra. «Todos los libros daban el nombre y los apellidos de las víctimas, pero no el de los falangistas que los perseguían. Yo me centro en El Hierro y me parecía importante decir quién persigue a quién, quién denunciaba, quién iba por la noche a casa del alcalde y lo llevaba preso. Me centré en los huidos y el caso del alcalde de Firgas», rememora.
Identificar a los falangistas herreños
Para saber qué herreño formó parte de la Falange acudió a los archivos de la Delegación del Gobierno. «Ya sabía de la pertenencia de Pastor Fonte y quería saber quiénes fueron los demás. Me puse a investigar en esos archivos. Hay documentación que se ha perdido y otra que imagino que ayudaron a que se perdiera. Pero el que es ratón de bibliotecas sabe buscar. En aquella época, el barco llegaba dos veces a la semana a la isla. Para viajar había que solicitar un permiso en la Delegación del Gobierno y esos permisos sí que se conservan. Al principio, en los primeros años del llamado alzamiento, todos los falangistas estaban henchidos de orgullo y por eso en esos permisos junto a sus nombres aparecía que eran parte de ese partido. Empecé a apuntar los nombres y así identifiqué a todos los que ejercían como falangistas en la isla desde 1936 en adelante».
Saber los nombres fue capital para narrar un hecho histórico como el falso fusilamiento en El Pinar. «Los libros de historia te dicen que un grupo de falangistas llegó al Pinar, pero yo sé quién era falangista, en El Hierro, en noviembre de 1937. Tengo un documento oficial que me dice quién lo era. Allí no sucedía como en Gran Canaria o en Tenerife, donde la Falange podía tener miles de miembros. En El Hierro era diez. Hay que reivindicar tanto el nombre de las víctimas como de los que participaron. No se trata de un acto de venganza, sino de justicia. Si nombro a Pastor Fonte, también tengo que citar a los demás que estaban con él en el partido. Por honor, honestidad y respeto a la historia y a las víctimas», defiende.
«No culpo a las personas, culpo al sistema, al franquismo y a la ideología fascista que fomentó y permitió una serie de conductas que no deberían existir», añade.
Los apotalados
¿Qué es un apotalado? Eso mismo se preguntó Jorge Fonte cuando investigada para una novela que acabó por colocar este canarismo en su título. «Todo nace de una anécdota que me contaron. En El Hierro no hubo víctimas mortales. Es la única isla del archipiélago que en su geografía no cuenta con víctimas de la Guerra Civil. Murieron herreños durante la contienda y después, pero no en la isla. Lo que sí que hubo, y está documentando en el libro de Cabrera, fue más de 200 personas que fueron denunciadas y trasladadas a la prisión de Fyffes, en Tenerife, y algunas a Gando, en Gran Canaria. Y algunos acabaron apotalados. En Tenerife no hay cadáveres en las cunetas porque están en el fondo marino, sobre todo en el tramo de la costa entre Valleseco y San Andrés, donde cerca de la costa hay un precipicio marino de más de 2.000 metros», explica Fonte.
«Hablando con los hijos de alguna de las víctimas, uno me dijo que su abuelo murió apotalado. Fue la primera vez que escuchaba esa palabra. Le pedí que me lo contara y me explicó que los metían con las manos atadas en sacos con piedras y los tiraban por la borda al mar. Hay identificadas unas 2.500 víctimas del franquismo en Canarias, con nombres y apellidos. Pero hay muchos desaparecidos más. Algunos consiguieron emigrar a Venezuela, pero otros muchos acabaron en el fondo del mar», señala con pesar.
(...) Una biznieta me ha facilitado muchos datos y está tan sorprendida como indignada al conocer la historia, ya que no sabía nada sobre lo que hizo su bisabuelo. En la familia se decía que estuvo en política, pero no se hablaba de nada más», apunta el escritor" (Victoriano Súarez Lamo, Canarias7, 04/09/22)
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