15/1/19

El padre de Laura Sanz: “La gente estaba grabándolo todo con sus móviles y nadie les ayudaba”... la banalidad del indiferente...

"Eran cerca de las nueve de la mañana del sábado. Laura Sanz Nombela, nacida en Toledo, cajera, de 38 años, se había levantado antes que su marido y se acababa de duchar en la habitación de su hotel en París, donde la pareja pasaba un fin de semana romántico. Él le había querido dar una sorpresa y habían dejado a sus tres hijos con los padres de ella en Burguillos (Toledo).

  "Venga, Luis Miguel, arriba, levántate, vamos a desayunar que nos vamos", apremiaba la mujer a su marido. "Laura se estaba vistiendo delante de la ventana, con las cortinas echadas. Tenía ya el pantalón y estaba poniéndose el jersey cuando se produjo la explosión" de gas que reventó la panadería Hubert, justo enfrente de su hotel, cuenta por teléfono y a duras penas su padre, José Luis Sanz Gutiérrez, desde la morgue parisina donde velaban el domingo su cadáver.

Su yerno, día y medio después del accidente en el que murieron otras tres personas y unas 50 resultaron heridas, todavía no puede ni hablar. "Él estaba en la cama cuando pasó, pero a mi hija le alcanzó de pleno. La explosión arrancó el marco de la ventana y le dio en la cabeza. El pobre no para de repetir que, si llega a haber sido dos minutos antes o dos minutos después, Laura estaría viva. 

Dos minutos antes, mi hija estaba en la ducha y no le hubiera pasado nada. Dos minutos después, él se hubiera levantado ya y...", se lamenta en vano el padre. Ante la tragedia, ante lo inevitable, uno no puede dejar de golpearse en la cabeza con el martillo de los si hubiera

Luis Miguel ni siquiera sabe si perdió o no el conocimiento, solo recuerda que la onda expansiva lo estampó contra la cama. Al ver a su mujer, empezó a gritar por la ventana "ayuda, ayuda". 

Desesperado, la cogió en brazos y tiró escaleras abajo pidiendo auxilio, pero nadie acudió. "Todo el mundo estaba con los móviles grabando y nadie les socorrió, hasta que a mi yerno se la quitó de los brazos un bombero, que le hizo un masaje cardíaco hasta que llegó la ambulancia". La trasladaron al Hospital Universitario de París, donde se certificó su muerte horas después.  (...)"                      (Victoria Torres Benayas, El País, 14/01/19)

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