"(...) Usted ha escrito sobre la Guerra
Civil española. ¿Qué cree que se debería hacer con el Valle de los
Caídos, con un lugar que es un homenaje al franquismo? ¿Hay alguna
posibilidad de que ese lugar se convierta en un símbolo diferente?
Estoy convencido de que un monumento como ese debe mantenerse,
puramente por su valor educativo y en parte como símbolo del horror de
la arquitectura fascista, y que sirva obviamente para educar a otras
generaciones.
Pueden instalarse algunas carteles o material educativo
que expliquen cuántos presos murieron construyendo ese lugar y otras
cosas. No estoy tan seguro sobre qué hacer con los cuerpos. Creo que
sería mejor que se trasladaran los restos de Franco y José Antonio, y
que ya no pueda ser un centro de peregrinación para la extrema derecha.
Aunque son ya muchos menos que en el pasado.
No estoy
de acuerdo con la tendencia de reescribir la historia usando los
valores de hoy para tratar de imponerlos en las personas del pasado. Lo
que hay que hacer es intentar entender por qué la gente hizo lo que hizo
antes, con independencia de que estés en desacuerdo con ellos. En eso
debería consistir la historia.
En Gran Bretaña
tenemos un debate similar con algunos símbolos de la esclavitud.
¿Debemos destruirlos porque no los aprobamos? No, creo que hay que
conservarlos, pero hay que educar a la gente sobre lo que significaba la
esclavitud para que no pervivan ficciones sobre ella.
Aún hay estatuas y placas conmemorativas de Cecil Rhodes en Gran Bretaña y un intenso debate sobre ellas.
Sí. En el caso de las estatuas de Franco, puedo entender que si están
en la plaza principal y la gente está harta de ver a Franco, había que
quitarlas de allí, pero no necesariamente destruirlas. Pueden estar en
otro sitio donde se explique quién era Franco, de qué era responsable,
cuantas personas murieron y otras cosas.
¿Pueden los historiadores de izquierdas y de derechas coincidir y dar a
la sociedad una idea común sobre lo que ocurrió en el pasado?
No, porque los historiadores deben intentar en la medida de lo posible
no ser historiadores de izquierdas o de derechas. El deber de un
historiador es comprender y aportar esa comprensión a la gente para que
esta llegue a sus propias conclusiones. Creo que la politización de la
historia es muy peligrosa. En cierta medida, puede destruir su propia
utilidad.
Pero pueden al menos establecer los hechos básicos sobre lo que ocurrió.
Sí, desde luego. Yo discrepo por completo de la definición alemana de
la historia, que la considera una ciencia. No puede ser una ciencia.
Desde el siglo XVIII y (Edward) Gibbon, los británicos creen que la
historia es una rama de la literatura.
Por eso, piensan: es mucho mejor
que escriba bien un profesor u la persona que escriba sobre historia, a
diferencia de la mayor parte de la historia en alemán, que no se puede
leer porque está llena de jerga académica.
Pero debe haber un intento de
objetividad en vez de introducir material ideológico entre los hechos
elegidos. " (Entrevista a Antony Beevor, Íñigo Sáenz de Ugarte, eldiario.es, 29/09/18)
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