17/4/17

El "mayor tráfico de bebés de la historia europea reciente" fué realizado durante el Régimen franquista

"El mismo año en el que un caso de robo de una recién nacida va a juicio en España, las salas de cine alemanas acogen La herencia de Franco: los bebés robados en España (Francos Erbe - Spaniens geraubte Kinder, en alemán), un documental sobre el "mayor tráfico de bebés de la historia europea reciente" practicado durante el Régimen franquista y hasta bien entrados los años 90 de acuerdo a su directora Inga Bremer, una joven cineasta nacida cerca de Frankfurt.

Casos similares al del doctor Eduardo Vela, el ginecólogo del sanatorio San Ramón acusado de participar en el robo de una niña en 1969 para dársela a una mujer estéril que figura como madre biológica porque "firmaba cosas sin mirarlas" son los que trata de difundir este filme a través de tres protagonistas. 

"El tema me interesó porque trata sobre Derechos Humanos y quise hacer un documental donde las víctimas tuvieran una plataforma para contar sus historias", cuenta Bremer, que conoció la mafia de los bebés robados en 2011 a través de un artículo en una revista alemana.

"Por aquel entonces, yo era una directora muy joven y no era muy fácil conseguir dinero para rodar un documental fuera de Alemania, pero después empecé a escribir sobre el tratamiento de la película y gané un premio que se llama 'Treatment Award of BR and Global Screen' que me sirvió para comenzar a grabar con la productora Soilfilms y, gracias a la colaboración de las cadenas de televisión BR y ARTE, todo funcionó muy bien. Pude terminar la película", explica.

Casos y "silencio" institucional

Durante el rodaje, lo más difícil para la alemana -que en 2010 se matriculó en Arte Dramático en Colonia, aunque pronto se mudó a la escuela de cine en Baden-Wuerttemberg para graduarse como directora- fue encontrar a responsables de los robos que quisieran hablar con el equipo. Se refiere a médicos, monjas, curas, trabajadores sociales y enfermeras que estaban involucrados en aquel negocio o que, no participaban directamente del tráfico de bebés, pero sí eran conocedores porque trabajaban en determinados centros en aquella época.

En su película, Bremer acompaña a Clara Alfonsa Reinoso Cervilla, Alicia Rueda Jiménez y Enrique J. Vila Torres, tres víctimas de este escándalo en su lucha contra el Estado y en la búsqueda de su identidad, en el que "el silencio de las instituciones es el mayor de los problemas".

 Reinoso, de 43 años, se quedó embarazada con 14 años y en 1987 dio a luz en Barcelona a una niña que fue dada en adopción sin el consentimiento expreso de la madre, a la que dijeron que el bebé nació muerto. A través de una llamada telefónica de los servicios de atención al menor, la mujer se entera 27 años más tarde de que su hija está con vida y que la está buscando.

Justicia e indemnizaciones

Alicia Rueda, de 42 años, también busca sus orígenes, después de que, tras la muerte de su padre adoptivo, apareciera numerosa documentación que apuntaba a una adopción ilegal. En el caso del valenciano Enrique Vila, de 51 años, fue adoptado cuando era un bebé y ahora ejerce de abogado. 

La lucha por lograr que se haga justicia y se indemnice a las familias afectadas por la trama de bebés robados, más de 300.000 según los datos de los abogados de las víctimas, se ha convertido en su principal objetivo.

"Creo que para superar una dictadura que duró tanto tiempo, se necesita una revisión histórica muy profunda. Pienso que es obligatorio hablar muy abiertamente sobre lo que sucedió en las escuelas y en la sociedad entera. Yo creo que aquí todavía hay mucho por hacer y es el deber de España hacerlo", opina Bremer, que fue nominada a los German Human Rights Film Award en 2010 por su película Goodbye Kutti.

La directora alemana, que también estudió durante un año en la escuela EICTV de Cuba, adelanta que están negociando con varias distribuidoras "un tour" por diversas salas de cine españolas: "Estamos muy felices de poder mostrar la película en España próximamente". 

El filme, en el que también aparecen el fotógrafo Germán Gallego -cuya imagen de un bebé en un congelador en la clínica San Ramón tomada en 1982 contribuyó a destapar la trama de bebés robados- y una enfermera, que durante unos meses fue testigo de este comercio ilegal, permite al espectador hacerse una idea de "todo el espectro de esta tragedia humana".                 (Marina Alias, Vox Populi, 14/04/17)

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