Telmo Bernárdez Santomé
"Uno de los casos más espantosos de
crueldad fué el del médico de Redondela, don Telmo Bernárdez, condenado a
muerte por un Consejo de Guerra y fusilado. La condena y la ejecución misma
fueron lo menos cruel de este horrendo episodio.
Encarcelado a poco de haber estallado la
rebelión se hallaba pendiente de proceso en la cárcel de Vigo cuando una noche,
el 3 de septiembre exactamente, le sacaron de su celda varios guardias de asalto,
diciéndole que iban a matarle "para abreviar".
El doctor Bernárdez en
manos de aquellos hombres recorrió aquella noche un terrible "vía
crucis". Le llevaron a varios lugares de las afueras diciéndole siempre
que era para acabar con él de un pistoletazo; le llevaron incluso delante de la
puerta de su propia casa y le amenazaron con matarle allí mismo.
Pero no lo
hicieron ¿Por qué? ¡Quién lo sabe! ¿Quién explicará nunca las reacciones
psicológicas de aquellas bandas de asesinos que mataban o dejaban de matar por
oscuros mandatos de sus turbios instintos criminales?
Aquellos espantosos simulacros
terminaron metiéndose los guardias con su pobre víctima en varias tabernas en
las que estuvieron emborrachándose antes de decidirse a volver a la cárcel y dejar
otra vez en su celda al prisionero. (...)
Al conocer la sentencia, la esposa del
doctor Bernárdez, a la desesperada, emprendió las gestiones que pudo para
obtener el indulto. Aún se cometió con aquella infeliz mujer una nueva
crueldad.
Se le hizo creer que si obtenía de
determinadas personalidades que firmasen la petición del indulto éste sería
concedido sin duda alguna, pues era ya un valor entendido entre los militares y
lo que llamaríamos las fuerzas representativas de la reacción, que si
determinados personajes vigueses, esencialmente los pertenecientes a la
Patronal, firmaban una petición de indulto, era porque el reo no debía ser
considerado como realmente peligroso para la sociedad y se le podía indultar
sin riesgo.
Aquella esposa atribulada fué llamando
de puerta en puerta y personalmente fué recabando de los enemigos del reo
piedad para él. A costa de humillaciones la pobre mujer llegó a reunir las
firmas necesarias. Es decir, todas no; le faltaba una; una, que era la decisiva
para los militares...
(Hernán Quijano:Galicia mártir. Episodios del
terror blanco en las provincias gallegas. Ediciones Neos, Buenos Aires, circa
1949 , en Búscame en el ciclo de la vida, 24/05/16)
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