"Daniel Feierstein es sociólogo y doctor en Ciencias Sociales por la
Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como profesor titular de la
cátedra Análisis de las Prácticas Sociales Genocidas en la Facultad de
Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (...)
¿Cometió el franquismo un genocidio en España?
Sin duda. En los dos sentidos: en el sociológico y en el jurídico. En el sociológico, el eje del genocidio es la destrucción de la identidad de un pueblo y creo que está muy claro que en el caso español se buscó destruir la identidad del pueblo español. Y en el sentido jurídico del término también se puede decir que existió un genocidio porque la Convención sobre Genocidio de la ONU incluye la intención de la destrucción parcial de un grupo nacional.
Sin duda. En los dos sentidos: en el sociológico y en el jurídico. En el sociológico, el eje del genocidio es la destrucción de la identidad de un pueblo y creo que está muy claro que en el caso español se buscó destruir la identidad del pueblo español. Y en el sentido jurídico del término también se puede decir que existió un genocidio porque la Convención sobre Genocidio de la ONU incluye la intención de la destrucción parcial de un grupo nacional.
Y
aún cuando no deja claro si el grupo nacional puede ser el mismo entre
los perpetradores y las víctimas, y está abierto a interpretación, creo
que en el caso español es absolutamente interpretable que el objetivo
del franquismo fue destruir parcialmente el grupo nacional español.
Querían transformar España a través del terror.
La Convención sobre el genocidio señala que se trata de la destrucción total o parcial de un "grupo nacional, étnico, racial o religioso". Hay quien interpreta que en España no hubo genocidio porque se trata de una lucha fratricida entre miembros de un mismo grupo nacional.
La Convención sobre el genocidio señala que se trata de la destrucción total o parcial de un "grupo nacional, étnico, racial o religioso". Hay quien interpreta que en España no hubo genocidio porque se trata de una lucha fratricida entre miembros de un mismo grupo nacional.
Exacto.
Esa es la discusión. Pero la idea de que hay dos grupos es la idea del
genocida. Todos los genocidios siempre se implementaron para transformar
al propio grupo. El nazismo pretendió transformar Alemania y después
transformar a Europa. Y convencer a la población de que había
determinados grupos que no formaban parte del grupo nacional.
Y esto fue
lo que sucedió en España. Los genocidas planteaban que los rojos no
formaban parte del grupo y por eso tenían que ser expulsados,
erradicados. Todos los genocidios son intentos de transformar al propio
grupo. (...)
¿El genocidio es sólo el asesinato de miles de personas?
El
genocidio es principalmente la matanza de miembros del grupo pero tiene
cinco acciones: la matanza; el sometimiento del grupo a condiciones que
provoquen su destrucción; las lesiones al grupo tanto físicas como
psíquicas; impedir los nacimientos dentro del grupo; y transferir los
hijos del grupo que sufre la represión al otro grupo que la aplica.
En
España se han dado las cinco acciones. Hay genocidios, condenados, que
sólo han implementado dos o tres de estas acciones. España implementó
los cinco ejes de la Convención de la ONU. Por eso, la decisión de la
Audiencia Nacional contraviene toda la normativa internacional. Habría
que revisarla y ponerlo a discusión con juristas internacionales.
Un argumento habitual es que la izquierda también cometió asesinatos y que, por tanto, también habría cometido un genocidio.
La
gran diferencia es el control del monopolio de la violencia. Esto es:
quién tiene la capacidad de llevar a cabo determinadas acciones
organizadas sistemáticamente. En estos casos, hay dos cuestiones a
analizar. La primera es si había un aparato de poder con la capacidad de
monopolio de la violencia para implementar esas acciones genocidas.
En
segundo término, tener en cuenta el riesgo que implica equiparar las
acciones de quienes llevan a cabo un plan sistemático de destrucción de
quienes resisten ese plan sistemático de destrucción. Esta equivalencia
es muy dañina para la sociedad porque pone en un plano de igualdad lo
que de ninguna manera puede ser igual.
En España
lo que había era un gobierno democrático elegido por la población con su
determinado porcentaje de votos y una oposición, que disentía de este
Gobierno y apostaba por otra opción política con un determinado
porcentaje de voto. En esta situación, hubo un golpe de Estado militar
que a través de la violencia y el terror intenta destruir esa
experiencia política.
Estas dos situaciones no son equivalentes. Lo que
no quiere decir que no tenga que ser revisado políticamente, moralmente,
las acciones de la República española o de determinados grupos de
izquierdas que defendían a la República. Creo que sí merece ser
revisado, pero que la Justicia no es el lugar, pero sí un debate
político que puede ser enriquecedor.
¿Se puede afirmar, sin
ninguna duda, de que las élites militares y políticas que prepararon el
golpe de Estado del 18 de julio de 1936 tenían un "plan sistemático de
destrucción" del adversario?
Sin duda. Está muy
claro. Es un trabajo de la Justicia el comenzar a revisar documentos
militares del franquismo y comenzar a abrirlos a la discusión para ver
el papel que tuvo el terror en esta transformación social que
acometieron.
Dice que el objetivo de un genocidio es eliminar la
identidad de un pueblo e imponerle la identidad de las élites. ¿España
sufre aún los efectos de ese genocidio de hace 80 años y de la
imposición de la identidad de la élite al pueblo?
España
es uno de los casos paradigmático donde se siente el efecto en la
actualidad. Todo genocidio tiene sus niveles de efectividad y de logros,
pero me parece que el caso español destaca por la imposibilidad de
abrir la discusión. España y Turquía son los dos casos donde fue más
difícil abrir una discusión colectiva. No sólo jurídica. Sino incluso
una discusión social y política sobre lo que ocurrió. Esto tiene que ver
con varios efectos: lo extensa de la dictadura franquista, que atravesó
a varias generaciones.
El otro elemento que no se tomó en cuenta
suficientemente es la importancia de la apropiación sistemática de
menores que se calcula en no menos de 30.000 casos. Es inconcebible. En
Argentina hubo alrededor de 500 y se considera una barbaridad. Esto es
importante porque atraviesa con el terror a toda la segunda generación.
De tener siempre la duda con el origen. Es un elemento fundamental para
entender el silencio de la Transición. La mayoría de los casos
históricos logran determinados efectos pero cuando termina el régimen
que lo implementó comienzan a abrirse discusiones a veces con la
posibilidad de plantear acciones jurídicas. (...)
¿Una de las consecuencias es que esas mismas élites pueden seguir en
una situación de poder privilegiada que se ganó con las armas durante la
Guerra Civil?
Sí. Pero el poder no es sólo
seguir gobernando. Se trata de que la transformación de la sociedad no
se toca. En ningún nivel. En general, podríamos decir que ha sido
difícil tocar las transformaciones de la sociedad después de un proceso
genocida. Parte del objetivo de la Transición fue que no fuera
transformado el orden económico, que no fuera transformada la Justicia,
el orden político... que los cimientos que levantó el genocidio a través
del terror no se puedan discutir.
Y eso está en la base de la idea de
la reconciliación. Siempre plantean la reconciliación en los términos
del genocida, que no se pueda tocar o cuestionar nada de lo que el
genocidio construyó. Este es el desafío fundamental para la sociedad
española: el revisar toda la estructura concebida por las autoridades
genocidas. (...)" (Alejandro Torrús , Público.es, en Rebelión, 28/05/16)
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