10/12/15

El hijo mayor del alcalde fue asesinado en 1940, en Madrid, por falangistas de Cuntis, cuando estaba realizando el servicio militar

"El 16 de septiembre y 1936 fue paseado por falangistas armados Manuel Rodríguez Sangiao, alcalde de la localidad pontevedresa de Cuntis, que se había entregado días antes a las autoridades golpistas. Otros miembros del gobierno municipal también fueron asesinados, pasaron años en la cárcel y en campos de detención como el de San Simón o sufrieron una continuada represión.  (...) 

Como destaca el historiador Marcos Seixo en Represión franquista en Cuntis. Memoria do 1936, “el panorama cultural, económico, social y político de la villa termal antes de 1936 se caracterizaba por un buen grado de prosperidad”, destacando el autor el papel del alcalde Manuel Rodríguez Sangiao, cantero de profesión, a quien califica como "quizás el mejor alcalde con el que contó Cuntis".

Según el autor, Rodríguez Sangiao fue asesinado junto con Serxio González (también miembro del Comité de Resistencia del Frente Popular) después de entregarse “ingenuamente” para ser deportados a Vila de Cruces y Lalín, de donde no regresarían con vida. El alcalde confiaba en que no tenía nada que temer pues nada malo había hecho, más que “cumplir su deber como autoridad electa”. 

Falangistas armados fueron a buscarlos a la pensión en la que se hospedaban, para llevarlos a Costa Carballo (parroquia de Pazos, Silleda), donde los asesinaron el 16 de septiembre de 1936, figurando “hemorragia interna” como causa de la muerte. El regidor fue enterrado allí, hasta que años después su familia consiguió recuperar su cadáver para inhumarlo en Cuntis. 

Según un testimonio oral citado por Seixo, Rodríguez Sangiao les hizo frente a los falangistas, golpeando a uno de ellos y arrebatándole su arma. Sin embargo, otro (chófer del propietario del Balneario de Cuntis) lo atacó por detrás con la manivela de arranque del coche, matándolo.

El hijo mayor del alcalde fue asesinado en 1940 en Madrid por falangistas de Cuntis, cuando estaba realizando el servicio militar. Ya lo habían querido matar unos años antes, en la villa, después de que el joven acusara a uno de los falangistas de haber asesinado a su padre, pues portaba su reloj de bolsillo, que el ex regidor había traído de Argentina. 

Otros hijos de Manuel Rodríguez Sangiao continuaron sufriendo presiones y humillación a lo largo de la dictadura, siendo obligados por ejemplo a cantar el Cara el Sol en el patio del colegio, recibiendo una paliza si no lo hacían.

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