25/5/15

El cura que denuncia a la maestra, en Pamplona



 “Al volver, he sabido muchas cosas de las que no quisiera haberme enterado. Entre ellas el caso de la maestra de un pueblo del Roncal, llamado Güesa, una muchachita de Pamplona, inteligente, que se había hecho comunista. 

Se llamaba María del Carmen Oscoz. y yo supe de su existencia, porque en el comienzo del año 1936 me empezó a escribir unas cartas en las que se mostraba anticlerical y entusiasta del comunismo, cartas de persona inteligente. 

Esta pobre muchacha leía mis libros, creía que yo estaba equivocado al no identificarme con el entusiasmo comunista. La maestra era audaz y valiente. En el pueblo parece ser que había un cura que la perseguía. Ella pintaba a su perseguidor como a un monstruo. La maestrita fue a varias reuniones, y al comenzar la revolución la detuvieron y la llevaron a la cárcel de Pamplona. 

El doctor Victoriano Juaristi, primero médico de Irún v luego de Pamplona, quiso salvar a la muchacha, y le aconsejó que no se mostrara orgullosa, sino que dijera que tenía verdaderos deseos de arrepentirse, que se mostrara amable y que se confesase para salvar la vida. La chica rechazó esas sugestiones con desdén. 

Algunos días después la sacaron en un camión, y en medio de la cartelera la mataron los carlistas, tirándola al suelo y disparando sobre ella varios tiros. Después arrojaron su cadáver por un barranco. ¡Qué crueldad más baja! “

(Pio Baroja: La guerra civil en la frontera. Ed. Caro Regio, 2005, pp. 50)

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