"(...) Urbano Orad de la Torre fue un militante socialista, el que dio el
primer cañonazo y el último del bando republicano en la Guerra Civil.
Fue uno de los héroes del asalto al Cuartel de la Montaña, la primera
victoria republicana. Fue encarcelado, indultado de la pena de muerte,
liberado y vuelto a procesar, acusado de tratar de recomponer el PSOE.
Fue detenido muchas veces durante el franquismo, siempre leal a sus
ideas socialistas, despojado de su condición de militar y expulsado del
cuerpo de Obras Públicas. Salvó la vida de muchos rivales o enemigos en
la guerra, y obtuvo el reconocimiento de propios y ajenos. (...)
19 de julio de 1936, un día después del golpe de Estado de Franco. El
capitán de artillería Urbano Orad, recién alistado en el bando
republicano, se presenta en el parque de artillería de Madrid y se lleva
dos de los pocos cañones que funcionaban al Cuartel de la Montaña,
donde el general insurgente Joaquín Fanjul se había atrincherado junto
con un grupo de cadetes militares y falangistas.
Sus proyectiles fueron decisivos para romper la defensa del cuartel, pero se fue llorando a su casa.
Más tarde, plasmó su sensación de aquel día en el diario que escribió
en la cárcel: “Ni la victoria conseguida ni mi ideología pueden evitarme
el inmenso dolor que siento ahora mismo al ver muertos a militares como
yo, compañeros de la academia, de guarnición, aunque estuviéramos en
desacuerdo político. Hace tanto calor y la luz es tan viva que lo que
estoy viviendo me parece irreal”. (...)
María Castaño tenía a uno de sus hijos, Vicente, atrapado en un
sanatorio del lado republicano en el frente de Guadarrama. Otro de sus
hijos, el piloto Joaquín García-Morato, del bando franquista, se
convertiría al final de la contienda en el aviador con más derribos del
conflicto y el más famoso de la historia de España.
Urbano Orad no dudó
en sacar a Vicente de allí. Y cuando tras la guerra, Orad fue condenado a
muerte, la madre del héroe franquista no dudó en acudir día tras día al
despacho del ministro del Ejército, José Enrique Varela, hasta conseguir el indulto para Orad, en 1944.
1939. Tras asumir el mando de la 20ª División del Ejército
republicano, emplazado en Andújar (Jaén), terminó la guerra obligado a
entregar Almería, de cuya plaza era el comandante, a sus superiores,
para que estos la rindieran al bando ganador. Pero antes se permitió
lanzar los dos últimos cañonazos republicanos del conflicto al buque
Cánovas del Castillo, que entraba por la bocana del puerto para ayudar a
los rebeldes.
Después se quedó a esperar su arresto. “Siempre tuve
alrededor personas a las que garanticé la vida sin dejarles actuar, porque eso hubiera sido traicionar lo mío”, le contó a Sergio Vilar en Protagonistas de la España Democrática. La Oposición a la Dictadura Franquista 1939-1969. (...)
Jamás renunció a sus ideas ni se retractó durante su aparente libertad
de la posguerra. Siempre le precedió su talante humanitario y le fue
reconocido por personas de todo signo político. Estuvo preso en Almería y
en Sevilla. En esos años padeció las humillaciones reservadas a los
perdedores.
Retuvo en su memoria a un funcionario sádico que, al leer la
lista de una de las famosas sacas (selecciones) de presos que iban a
ser fusilados ese día, se detuvo adrede tras pronunciar el apellido
García y dilató la lectura del segundo apellido para mantener en un
suspense de muerte a los dos García que esperaban no ser los elegidos
ese día.
Orad salvó su vida pero perdió casi todo lo demás. Le dejaron a él y a su familia indefensos ante la vida, ya de por sí extremadamente dura en la posguerra. “Mi padre siempre decía que te pueden quitar de todo menos lo que sabes”, recuerda José Orad. (...)
Como artillero, su padre sabía mucho de matemáticas. Comenzó a dar
clases en una academia y, poco después, fundó su propio centro en
Sevilla, especializado en las pruebas de acceso a las carreras
universitarias técnicas. Cuando cerró la academia, en 1978, miles de
alumnos y alumnas habían pasado por sus aulas y habían esparcido su
fama.
Se permitió el lujo de impartir enseñanza mixta sin separación entre hombres y mujeres,
algo casi imposible en aquella época. Reclutó como profesores a otros
republicanos represaliados con conocimientos técnicos, pero también
fichó a los jóvenes recién licenciados con los mejores expedientes
académicos. (...)"
Las personas del bando contrario a las que ayudó Urbano Orad
Teniente Coronel J. Borbón de la Torre. Lo puso en libertad tras ser internado en la cárcel de San Antón (Madrid).
Catedrático Carlos Fitera. Lo puso en libertad tras ser internado en la Dirección General de Seguridad.
Vicente García Morato. Hermano de Joaquín García
Morato, el aviador con más derribos de la contienda, enrolado en el
bando insurgente. Lo trasladó desde Cercedilla, en el frente de
Guadarrama, donde se encontraba internado en un sanatorio, hasta Madrid.
Con ello salva la vida al evitar represalias incontroladas. La madre de
ambos salvó la vida a Orad.
Ponce de León. Cadete cuyo nombre se ignora. Según
Urbano Orad, lo arrancó de un grupo de milicianos que estaban a punto
de fusilarlo tras el asalto al Cuartel de la Montaña de Madrid. Lo hizo
trasladar a la Dirección General de Seguridad.
José García Nieto. Falangista y poeta. Impidió su
traslado a otra prisión desde la de San Antón de Madrid, lo que
contribuyó a salvar su vida por las posibles represalias incontroladas.
José Isbert. El genial actor español pidió su
escolta en Andújar (Jaén), donde temía por su seguridad y la de la
función durante la representación de una obra de Muñoz Seca en 1938.
Orad acudió a la obra vestido de uniforme cuando estaba al mando de la
20ª División del Ejército republicano." (La Marea, 14 de abril de 2015)
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