"Cada año, según la Organización Mundial de la Salud, el mercado negro de
órganos humanos mueve 10.000 trasplantes por los que se paga y cobra
una cantidad a cambio de un corazón, un riñón o una porción de hígado.
El negocio ilegal de partes vitales genera un comercio difícil de
cuantificar pero que la organización Global Financial Integrity calcula
en, al menos, 550 millones de euros anuales (sin descartar que llegue a
los 1.000 millones). (...)
¿Cómo funciona el llamado 'turismo de trasplantes'?
Es un concepto que engloba más bien diferentes conductas próximas. Una
persona que está esperando un órgano viaja donde puede hallar un donante
clandestino.
Suele involucrar pacientes ricos que viajan a países en
vías de desarrollo donde personas en necesidad, muy vulnerables, están
dispuestas a vender. Aunque el tráfico abarca más delitos: puede haber
incluso negocio con los cadáveres.
¿Cuál es la dimensión que han comprobado?
Al ser clandestino, es difícil ponerle unas cifras exactas. No hay unos
datos 100% fiables por la misma idiosincrasia del negocio. Pero lo que
no cabe duda es que no nos referimos a un trasplante aquí o allá, sino a
una actividad organizada, con una red compleja que se beneficia. Una
estructura dentro del crimen internacional.
¿Con sus tarifas, su oferta y su demanda?
Se habla de precios pero está todo muy atomizado. Depende de las zonas
en la que se haga, de la dificultad de encontrar sujetos dispuestos. Hay
muchas variables: si hay que pagar para sacar los órganos del país...
es difícil de cuantificar. Se oyen precios pero es muy conjetural. Otra
variable que influye es si existe un sistema público fuerte que atienda
estas necesidades.
Pero es lo suficientemente grande como para merecer un convenio internacional.
Eso desde luego. Ya es una realidad bien palpable. Está más que
acreditado. Es un fenómeno que está delante de nuestros ojos. En tiempos
pasados se hablaba de rumores. Hoy en día se habla sobre seguro.
¿De dónde provienen los órganos que se venden en este mercado negro?
Los países donde más se dan estas prácticas son, lógicamente, aquellos
que presentan una mayor vulnerabilidad social. Una población sin
recursos es débil. Pueden estar tentados y pensar que vender uno de sus
riñones les solventará la vida. Podemos estar hablando de zonas de
India, Pakistán o Filipinas, donde también se han detectado casos.
No me
refiero a cosas puntuales sino a redes de delincuentes especializados.
También depende de áreas donde sean más fácil viajar para los
receptores, o sacar los órganos si van a hacerse los trasplantes en otro
estado. O lugares en los que las infraestructuras sanitarias son más
deficientes.
¿Pero quiénes están dispuestos a recibir un órganos en estas circunstancias, sin garantías?
Se trata de casos de urgencia vital. Personas a las que se les ha dado
una corta esperanza de vida –sobre todo en lo tocante a órganos como el
corazón o el hígado– y que tienen un tiempo máximo. Las vías legales no
les satisfacen. Y a eso se le une que sean personas con altos recursos
económicos. Tanto como para, incluso, no aguardar a un conducto reglado
aunque no estén en situación de vida o muerte.
¿Han detectado estados específicos?
Podemos estar pensando en países del este de Europa, o estados con muy
altas rentas en Oriente Próximo. Pero se han dado estas prácticas
también en EEUU. Incluso saltó a la luz pública el caso de un ciudadano
libanés que necesitaba un hígado y, buscando, buscando, dio con un
donante dispuesto a venderle un trozo suyo en España.
Lo que pasa es que
luego renunció porque se trataba de un mujer y eso no lo aceptaba. Lo
que no quita para que se investigue.
¿Dentro de Europa dónde se da el tráfico con más frec
uencia?
Puedo poner el ejemplo de la delegación rusa que estaba preocupada por
la redacción del convenio para luego poder incluirlo de manera efectiva
en su legislación. Allí se encuentran con la doble vertiente. Por un
lado grupos de personas con alto poder económico pero, al mismo tiempo,
ciudadanos dispuestos a buscar una salida a su precariedad mediante
estas prácticas.
¿Puede concretarlo?
Las autoridades desmantelaron una red en Kosovo. Una clínica situada en
la capital, Prístina, pagaba un dinero a donantes vivos allí en sus
instalaciones para dejarse sacar algún órgano. Entre ellos había
bastantes rusos. Luego los pacientes viajaban para recibir las
donaciones. Bueno, más bien se trata de ventas. (...)
¿También se censura la venta de órganos legalizada?
Aunque los estados tienen libertad para regularse, sí que se considera
algo insolidario. Existe una visión ultraliberal en este campo que
considera que la venta de órganos legal es positiva e incentiva el
número de trasplantes. Por ejemplo en Gran Bretaña.
Además de redactar leyes que criminalicen estas prácticas, ¿qué muros
de contención han analizado que pueden levantarse contra este tipo de
negocio ilícito?
Un buen sistema público de
trasplantes es una salvaguarda. No sólo porque atiende las necesidades
de la población sino porque actúa como vigilante en caso de que se den
focos o puntos que faciliten las operaciones ilegales. La propia OMS
entiende que esta manera de trasplantar es un peligro para la salud
pública. La transparencia es una herramienta perfecta. Como ocurre con
los sistemas español, francés, italiano... hay buenos ejemplos." (Raúl Rejón
, eldiario.es, 24/03/2015)
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