"En el entorno de la iglesia de San Marcos, en una zona ajardinada de la
plaza que también lleva su nombre, se sitúa un busto en bronce que rinde
homenaje a la figura del reverendo Francisco Sánchez Adanza. (...)
Muchos vecinos recuerdan a este hombre solidario con los problemas de
sus feligreses, de un carácter humilde que combinaba con una vida
tremendamente austera. (...)
Otro de los motivos que merecieron el reconocimiento de sus
parroquianos, tanto ateos como creyentes, fue su intercesión en favor de
veintitrés presos que iban a ser fusilados en 1936. Gracias a su
mediación no sólo salvaron la vida, sino que salieron de prisión mucho
antes de lo previsto. (...)" (A mis 95 años, 05/09/2007)
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