29/5/14

Su abuelo paterno, su padre y dos hermanos mayores de Teresa fueron represaliados por el régimen franquista en la pequeña localidad asturiana de Bayo

"(...)  Teresa Álvarez Alonso nació en Asturias en 1921, el año del desastre de Annual. En 1934, siendo una zagala de apenas 13 años vio pasar la sombra sangrienta de la revolución de Asturias; dos años después, con 15, el levantamiento de los perjuros y el inicio de la Guerra Civil; en 1938, con la toma de Asturias por las tropas rebeldes, la prisión y luego muerte de su abuelo, Evaristo, en tierras pontevedresas, y finalmente en 1940, con 19 años, la tortura y prisión de su padre, Francisco Álvarez Miranda, los trabajos en un batallón disciplinario franquista de su hermano José Álvarez Alonso y la desaparición de su otro hermano, Sancho, al que los falangistas le dieron el ‘paseíllo’.

“Ninguno había militado en ningún partido. Creemos que hubo una delación, no sé si por maldad o por qué, de unos vecinos. Pero nunca supimos por qué se los llevaron”, dice Teresa a cuartopoder.es. Vivían en una casa familiar y las tierras que labraban estaban arrendadas a un marqués. La delación, por lo tanto, no pudo ser para quedarse con sus bienes. Tuvo que ser, más bien, por odios miserables, por miserables rencillas.

“Primero se llevaron al abuelo Evaristo, con 77 años, pero luego, el mismo día que terminó la guerra (1 de abril de 1939), el coronel Antonio Uría, de la fábrica de armas de La Vega, en Oviedo, vino con una columna gallega a por mi padre y a por mi hermano José. Querían llevarse también a mi otro hermano, Sancho, pero no lo encontraron porque no había regresado aún del trabajo. Se lo llevaron al día siguiente, el 2 de abril”.

¿Qué ocurrió luego? Los hechos fueron dramáticos: “A mi padre, Francisco, le torturaron en el hórreo: le metieron varillas de paraguas en los oídos y le dejaron sordo. Luego, a él, y a mi hermano José, les llevaron primero a Grado para interrogarles; después, a la cárcel de Algodonera, en Gijón, y finalmente, a la prisión de San Marcos, en León, donde les torturaron a ambos.

 Como mi padre no les servía para trabajos forzados, lo dejaron libre, porque no había hecho nada; pero mi hermano José, aunque tampoco hizo nada, se lo llevaron a un Batallón de Trabajadores en Barcelona. Fueron 28 meses de trabajos forzados y luego a hacer la mili. Cuando se licenció, mi hermano José se fue a Argentina, donde murió muchos años después”.

Dramática historia la de Francisco y José, pero salvaron la vida. No pudo decir lo mismo el otro hermano, Sancho, a quien se lo llevaron el 2 de abril de 1939. “A mi hermano Sancho se lo llevaron a Grado y lo encerraron en la casa de un indiano que habían convertido en prisión.

 Un día fuimos a llevarle una manta, porque hacía mucho frío, pero desde unos ventanucos que daban al sótano escuchamos a otros prisioneros que decían: ‘A Sancho le han dado el paseo’. Nunca le volvimos a ver”. (...)"         (Manuel Ángel Menendez, Cuarto Poder, 29/05/2014)

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