“Saint-Dié, 2 de
septiembre de 1944.
Regresa de una reunión celebrada en el Gran Cuartel General
el capitán de caballería Adier.
También Himmler ha pronunciado allí una
conferencia. Es preciso ser duros, ha dicho — contó que hace poco desertó un
suboficial, pero fue detenido y devuelto a su batallón, que en esos momentos
estaba haciendo la instrucción en el patio del cuartel.
Inmediatamente se lo
condenó; le hicieron cavar su tumba, lo fusilaron, echaron tierra encima y la
aplanaron pisoteando sobre ella. Luego prosiguieron los ejercicios como si nada
hubiera ocurrido.
Es una de las atrocidades más espantosas que he oído de ese
mundo de desolladores.”
(Ernst Jünger: Radiaciones II. Diarios de la segunda guerra
mundial (1943-1948). Tusquets Editores, 2005. Págs. 279)
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