"-Lo que más me ha impactado es la absoluta normalidad que
presentaban cuatro de los cinco personajes protagonistas antes de
adquirir responsabilidades por su adscripción al nazismo. Da escalofríos
ver como personas normales, con ocupaciones normales, con un
comportamiento normal, pasan a actuar con ese sadismo desmesurado, lo
que arroja inquietantes interrogantes sobre la naturaleza humana.
¿Cuántas de las personas con las que nos cruzamos por la calle podrían
convertirse en psicópatas si de pronto detentasen el poder absoluto
sobre sus semejantes? Igual que una circunstancia concreta puede
convertir a alguien en un héroe sin habérselo propuesto, también puede
convertirlo en un demonio.
-En
su libro narra todo tipo de atrocidades realizadas en los campos de
concentración ¿Cree que las torturas nazis deben caer en el olvido?
-En ningún caso han de caer en el olvido las torturas
cometidas por los nazis, lo que ha de servir para tener presentes los
abusos inmanentes a cualquier régimen totalitario. Corremos el peligro
de pensar que esos excesos son cosa del pasado, cuando están ocurriendo
actualmente.
Hay países con presencia en los organismos internacionales
en los que los disidentes son encarcelados, o se decreta su muerte
civil. No habrá campos de concentración como en la Alemania nazi, pero
el principio es el mismo; quien no se somete al régimen, es expulsado de
la sociedad. Las torturas son la expresión más terrible de ese
aplastamiento del individuo por parte del Estado, pero hay muchas
maneras de coaccionar y ahogar la libertad sin llegar a esos extremos,
aunque igual de efectivas.
Es fácil condenar el nazismo, cumpliéndose
aquello de “a moro muerto, gran lanzada”, pero es más difícil condenar
esos abusos hoy día, cuando intervienen sobre todo intereses económicos,
lo que denota una gran hipocresía. (...)
-¿Cómo
es posible que, personas aparentemente normales, jugaran con la vida de
miles de seres humanos de la forma en que lo hicieron?
-Jugando a psicólogo, creo que ahí funcionó lo que se
conoce como “marcos de referencia”. En los campos nazis, lo normal era
tratar brutalmente a los prisioneros, no sólo estaba aceptado, sino que
se prescribía ese tipo de comportamiento para mantener el orden y la
disciplina. Los que no estaban dispuestos a actuar así ya habían sido
eliminados durante el proceso de selección.
Así pues, muchos guardianes
interpretaban que ese era su “trabajo”, que eso era lo que esperaba de
ellos. También se les inculcaba que los prisioneros eran enemigos del
Reich, lo que acababa de disipar sus dudas.
Pero en los casos que trato
en mi libro, se fue mucho más allá de esa brutalidad aceptada; el cómo
fue posible que unas personas normales acabaran comportándose como
auténticos psicópatas requiere una explicación para la que no tengo
respuestas.
-¿Diría que el régimen nazi favoreció que estos individuos se convirtieran en “bestias”?
-Si se refiere a que al régimen nazi le interesó
convertirlos en bestias, paradójicamente diría que no. Al menos en
teoría, las SS buscaban tener en sus filas ejecutores fríos y
desapasionados, capaces de aplicar castigos de manera mecánica e
impersonal, no psicópatas que en cualquier momento podían llegar a
actuar por libre. Aun así, las SS miraban hacia otro lado cuando alguien
conseguía buenos resultados aunque sus métodos no fueran ortodoxos, por
así decirlo. Las SS presentan muchas contradicciones, y ésta es una de
ellas.(...)
-Con
el paso de los años, parece que Alemania se ha fijado el objetivo de
acabar con el recuerdo del nazismo en su país (por ejemplo; en Berlín se
voló el búnker de Hitler y no existen muchos museos sobre el tema).
¿Cree que esta política es aceptable?
-Creo que ya se está dando el fenómeno contrario. Hace
unos cinco años que, por ejemplo, se colocó un panel informativo sobre
el emplazamiento del búnker de Hitler, se están recuperando refugios
antiaéreos, se celebran exposiciones sobre el nazismo y se producen
películas y series de TV sobre este período. Incluso ha tenido mucho
éxito en Alemania la novela “Ha vuelto”, en la que Hitler resucita en
2011 para convertirse en una estrella de Youtube.
Eso demuestra que la
política anterior fue un error, que la gente quiere saber lo que pasó
entonces para poder asimilarlo y mirar hacia adelante. Creo que esa es
la mejor manera que tienen los alemanes de superar ese trauma histórico." (Entrevista a Jesús Hernández, ABC, 29/10/2013)
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