"Los crímenes de Stalin se asocian con Rusia y los de Hit-ler con 
Alemania, pero la zona más mortífera de la Unión Soviética fue su 
periferia no rusa, mientras que los nazis mataban generalmente fuera de 
Alemania.
"Se suele identificar el horror del siglo XX con los campos de
 concentración, pero no fue en ellos donde murió la mayor parte de las 
víctimas de los dos regímenes", explica el historiador Timothy Snyder 
(EEUU, 1969) en Tierras de sangre. 
Europa entre Hitler y Stalin,
 ensayo publicado por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores. "Ese 
malentendido en cuanto a los lugares y a los métodos de los asesinatos 
en masa nos impide percibir todo el horror del siglo XX", asegura.  
Los crímenes de Stalin se asocian con Rusia y los de Hit-ler con 
Alemania, pero la zona más mortífera de la Unión Soviética fue su 
periferia no rusa, mientras que los nazis mataban generalmente fuera de 
Alemania.
 "Se suele identificar el horror del siglo XX con los campos de
 concentración, pero no fue en ellos donde murió la mayor parte de las 
víctimas de los dos regímenes", explica el historiador Timothy Snyder 
(EEUU, 1969) en Tierras de sangre. Europa entre Hitler y Stalin,
 ensayo publicado por Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores.
"Ese 
malentendido en cuanto a los lugares y a los métodos de los asesinatos 
en masa nos impide percibir todo el horror del siglo XX", asegura.
 Esta historia de asesinato político en masa recalca que en los campos
 de concentración alemanes murieron "en torno a un millón de personas 
sentenciadas a trabajos forzados". Snyder reconoce que no puede hacerse 
una distinción exacta entre los campos de concentración y los centros de
 exterminio, porque también en los campos se ejecutaba o se mataba de 
hambre a las personas.
Pero aún así distingue: en las cámaras de gas, en
 las zonas de hambre y en los campos de exterminio alemanes "murieron 
diez millones de personas".
En cuanto al gulag: un millón de 
vidas truncadas por agotamiento y enfermedades, entre los años 
señalados. Pero en los campos de exterminio y las zonas de hambre 
soviéticas murieron seis millones de personas, de las cuales unos cuatro
 millones perecieron en estas tierras de sangre.
"El 90% de los que 
entraron en el gulag salió con vida. La mayoría de los que entraron en 
los campos de concentración alemanes también sobrevivió", defiende 
atrevido Snyder en el libro, para quien hay una diferencia entre "ser 
sentenciado a un campo y ser sentenciado a muerte, entre el trabajo y el
 gas,entre la esclavitud y las balas". (...)
El hambre fue el método más frecuente de asesinato en masa en los años 
treinta y cuarenta, "antes que las balas y el gas". La cuarta parte de 
las 14 millones de víctimas fue asesinada, según Snyder, antes de que 
empezara la II Guerra Mundial. La inanición, verdadera arma de 
destrucción masiva.
"El hambre es una manifestación terrible del control
 político. Se requiere una gran cantidad de poder para conducir a un 
pueblo a la inanición", reconoce el profesor en la Universidad de Yale a
 Público.(...)
 Según sus cálculos, el régimen estalinista asesinó a unos seis 
millones de personas deliberadamente y el régimen nazi a 11 millones. 
"Si añadimos a todas estas personas aquellas que perecieron por 
enfermedad o hambre en los campos de concentración, el número aumenta a 
alrededor de nueve millones de personas más para los soviéticos y unos 
12 millones para los alemanes", aclara el historiador. Naturalmente, a 
esos números estremecedores hay que sumar la muerte de los militares.
"Estas son una responsabilidad alemana", señala Snyder para destacar la 
liquidación nazi. Curiosamente, esta fue también la parte del mundo más 
mortífera para los soldados: alrededor de la mitad de las bajas 
militares de la contienda cayeron allí.
Belzec, Sobibor, Chelmno, 
Treblinka, Auschwitz y Majdanek, territorios del mal. Lugares en los que
 se aceleró el exterminio judío a partir de 1941, cuando la guerra no 
iba como Hitler había imaginado. Y todavía podía haber sido más 
horrible: la versión original de la "solución final" de Hitler debía 
tener efecto después de la guerra.
 Con la victoria, preveía la 
aniquilación de "30 millones de civiles, que habrían muerto de hambre 
durante el primer invierno". "El riesgo de asociar esto al mal es que lo
 deshumanizamos y dejamos de entender lo que los humanos son capaces de 
hacer", advierte.
Por si todo esto fuera poco, por si se pensaba 
que las fotografías y filmaciones de los campos de concentración 
alemanes eran la cúspide del espanto, Timothy Snyder las califica de 
"atisbo" del pánico. Porque nadie pudo dar testimonio de las "tierras de
 sangre".
 "Las fuerzas británicas y estadounidenses liberaron campos de 
concentración alemanes como Belsen y Dachau, pero nunca llegaron a 
ninguno de los centros de exterminio importantes", añade, para señalar 
que la verdadera dimensión de las matanzas ha tardado en llegar y otras 
se han perdido.
Los crímenes del estalinismo quedaron sin documentar y 
las fuerzas aliadas "nunca vieron ninguno de los lugares donde los 
alemanes perpetraron sus masacres". Y, aún así, nadie puede olvidarlos."                   (Público, 02/02/2012) 
No hay comentarios:
Publicar un comentario