7/2/11

"No manchéis vuestras manos con la sangre de un justo"

"La Guerra Civil truncó el homenaje que el pueblo ferrolano quiso rendir al contralmirante Azarola por su encendida defensa de los astilleros de la ría. En 1936, desde el Ministerio de Marina, frenó una reconversión naval y salvó de la ruina a centenares de familias de la comarca.

"Ferrol está en deuda de gratitud con Antonio Azarola", se dijo entonces. Setenta y cinco años después, la ciudad cumplió su promesa y saldó su deuda con el militar republicano, asesinado a tiros días después del alzamiento. El Ayuntamiento evocó ayer a Antonio Azarola Gresillón (Tafalla, 1874 - Ferrol, 1936) para regalarle una plaza con vistas a los diques a los que dedicó toda su vida. (...)

Azarola nació en un pueblo sin mar de Navarra. Fue marino vocacional, militar, almirante del Arsenal ferrolano y ministro de Marina en la II República. En Ferrol vivió y murió fusilado a las seis de la mañana contra los muros del Cuartel de Dolores el 4 de agosto de 1936. "Le ofrecieron sublevarse antes, durante y después", cuenta Miguel García, investigador y militar en la reserva.

Su lealtad al Gobierno legítimo desde la plaza ferrolana le valió la ira de los militares sublevados, comandados por un general Franco ansioso por controlar su ciudad natal. Azarola fue arrestado por sus subordinados, que lo acusaron de abrir las puertas del arsenal a los comunistas para brindarles armas.

Lo ejecutaron tras un Consejo de Guerra sumarísimo en el que se negó a respaldar "a los sediciosos". "No manchéis vuestras manos con la sangre de un justo", espetó al tribunal que lo juzgó.

Además de un valeroso militar -condecorado con los mayores honores en Francia, Grecia y Rumanía-, Azarola fue también una pieza fundamental de la historia local. Suyo fue un proyecto de traída de aguas a la ciudad a principios del siglo XX, y se destacó como protector de los astilleros de Ferrol y Fene frente a los intentos de adelgazar brutalmente su plantilla.

Trazó un riguroso plan de escuadra para fomentar la construcción naval, que defendió a capa y espada ante el Congreso el 8 de enero del 36. Tal fue su vehemencia y rigor que convenció a los diputados más escépticos. (...)

Capitaneó los acorazados Jaime I y Alfonso XIII, ascendió a contralmirante en 1932 y escaló hasta la cúpula del Ministerio de Marina en 1935. Su paso por la cartera republicana duró dos meses: el estallido de la Guerra Civil truncó su carrera política.

Desde el arsenal ferrolano, movió con acierto los delicados hilos de la diplomacia en tiempos convulsos. "Su muerte fue una injusticia que conmocionó a la ciudad", señala García. Lamenta que la Marina no le rinda los honores que merece.

"Los ferrolanos estamos orgullosos de su ejemplo de dignidad y escrupuloso respeto a la democracia que lo llevaron al sacrificio, víctima de las balas de la intolerancia", resumen desde Fuco Buxán.

Una solitaria bandera republicana coloreó ayer el homenaje, con vistas a la ría. Su nieta, Ángela Azarola, lo llenó de lágrimas." (El País, Galicia, 05/02/2011, p. 8)

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