23/9/10

Las guarderías y escuelas infantiles de la República Popular China son con cada vez más frecuencia el objetivo de asesinos de masas

"Los padres chinos se encuentran cada vez más atenazados por el miedo y el horror. (...)

Pero el 23 de marzo de 2010 irrumpió Deng Mingsheng, un médico desempleado desde hacía nueve meses, en un centro infantil en Nanping (provincia de Fujian), mató a ocho niños e hirió gravemente a otros cinco. (...)

El 28 de abril, Chen Kangbing, un profesor “de vacaciones” forzadas por enfermedad desde hace cuatro años, hirió en Leizhou (Guangdong) a 16 niños y un profesor. Un día después el desempleado Xu Yuyuan irrumpió en una escuela de primaria de en Taixing (Jiangsu) e hirió a 29 niños. El 23 de abril el campesino Wang Yonglai de Weifang (Shandong) fue informado de que su casa, construida hace un año y todavía por pagar, era “ilegal”.

El 29 de abril firmaba el escrito de consentimiento para su derribo, para entrar al día siguiente con un martillo en la escuela del municipio y herir gravemente a cinco escolares antes de prenderse fuego. También a causa de un problema inmobiliario se registró un caso en Nanzheng (Shaanxi), donde un hombre entró el 12 de mayo en la guardería de su bloque de edificios y mató a siete niños y la profesora, así como una madre.

Sucede que la tragedia personal o la humillación social de todos los atacantes había alcanzado una magnitud abiertamente insoportable. En todos los casos se trataba de hombres fracasados profesionalmente con edades comprendidas entre los 30 y los 40 años. Todos vivían en ciudades pequeñas, que a menudo son abandonadas para siempre por los mejores estudiantes, de camino a la universidad y su posterior carrera profesional.

Que dan la espalda a todos los demás si tienen la posibilidad. Para el profesor Chen Kangbing, para Xu Yuyuan y los demás no había ninguna otra esperanza en la sociedad china contemporánea: ningún trabajo, (y por ello) ninguna vivienda, (y por ello) ninguna posibilidad de crear una familia. Su frustración es comprensible, pero a primera vista no explica por qué atacaron a niños inocentes. (...)

¿Han sido humillados durante tanto tiempo que sólo pueden descargar su impotencia en los más débiles de la sociedad, los niños? Los crímenes son «solamente en parte» atribuibles a que sus autores se vieron abandonados por la sociedad y condenados al ostracismo, opina Hu Lifeng, catedrático de trabajo social en la facultad de pedagogía de la Universidad de Beijing. «Por supuesto, ninguno de ellos se planteó, bajo ningún concepto, entrar en un edificio gubernamental.

Pero no solamente eso. Los ataques fueron calculados. Si especialmente en los estados más pequeños muchos padres aún tienen solamente un niño [debido a la política de planificación familiar china, N.T.], el asesino sabe perfectamente cómo puede emprender su venganza causando el mayor daño posible y multiplicando sus consecuencias.” (...)

De modo similar se expresa el psicólogo Ma Shihong, quien trabaja especialmente en los círculos más pobres de las provincias de Hebei y Shandong. «¿Por qué querría alguien atacar a niños? Si dejamos abiertamente de lado que son los que menos pueden defenderse, quedan tres factores de importancia.

El primero es que alguien ha sido tratado con injusticia desde su infancia quiere cobrarse por ello una recompensa.

El segundo es que alguien puede pensar debido a la injusticia experimentada que los demás deben sufrir el mismo dolor que él padece.

Y el tercero sería que alguien realmente perdiese totalmente el control sobre sí mismo y no supiera lo que hace e inconscientemente atacase a los niños.»

Pero esta última es para Ma Shihong la opción menos realista. «¿Por qué debería alguien desarrollar un odio calculado hacia los niños?» Sin embargo, si alguien llegase tan lejos como para perder el control de sí mismo, no explica por qué la mayoría de criminales buscaron conscientemente a los niños como víctimas.
(...)

Sea como fuere, desde julio hay vacaciones de verano, y en principio ninguna noticia en las páginas de sucesos. Y así parecía hasta el pasado 4 de agosto, cuando el periódico de Hong Kong Singtao informó, en un artículo especialmente sangriento y efectista, de que en la ciudad de Zibo (Shandong) tres hombres armados con cuchillos entraron en una guardería, asesinando a dos niños y tres cuidadoras.

Un «pequeño camarada» que no puedo escapar a tiempo, afirma el Singtao, fue decapitado de un solo tajo, mientras otro quedó con la cabeza colgando del cuello... Otras fuentes informan con menos detalle y hablan de un sólo un atacante, así como de tres muertos. ¿Existió realmente un ataque de este tipo?
" (Sin Permiso, 05/09/2010, citando a 'China: la furia de los perdedores', de Dirk Reetland)

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