21/3/10

La colaboración francesa en la deportación de los judíos

"Hace diez días se ha estrenado en Francia La Rafle (La redada), una película que cuenta los sucesos de la madrugada del 16 de julio de 1942, cuando la policía francesa, y sólo la francesa, detuvo alrededor de trece mil judíos, hombres, mujeres y niños, y encerró a la mitad de ellos (la otra mitad fue trasladada a diversos campos de concentración) en el famoso Velódromo de Invierno (Vel d’Hiv) de París, lugar de gestas ciclistas y tema de una alegre y nonchalante canción de Montand. Allí pasaron cinco días hacinados, muertos de hambre y de sed, hasta que fueron trasladados a diversos campos franceses que acababan en Auschwitz. De las trece mil personas sólo volvieron alrededor de cuatrocientas. (...)

Cerca, junto al río, construyeron un discreto monumento a los deportados, que data de 1994. Cincuenta y dos años después de los hechos. Dos años después de que François Mitterrand presidiera la conmemoración del medio siglo de la redada y un año antes del decisivo discurso de Jacques Chirac (16 de julio de 1995) donde por primera vez la alta autoridad francesa reconoció la implicación de Francia en las deportaciones. La de Francia subrayo (y no sólo la que en la lápida de ese monumento se llama pudorosamente l’autorité de fait dite gouvernement de l’état français, es decir, Vichy). La grandeza de Chirac en ese trance siempre será la de haber señalado, aunque fuera de modo implícito, el sujeto exacto. Francia.(...)

Los judíos arrestados aquella noche eran orientales. No hubo franceses, aunque en posteriores redadas muchos franceses también fueran deportados. (...)

Los franceses han tardado en encararse con el Vel d’Hiv. La imagen de su complicidad con los nazis destruía el mito de la Resistencia. La complicidad no se redujo a la actuación de la policía. Aquel verano, la mayoría de los habitantes de París miró hacia otro lado, como sucedió en tantas ciudades alemanas. Medio siglo después todos han conseguido mirar en la misma dirección: hacia ese no lugar miserable y tristísimo junto al quai de Grenelle. Una memoria. La que no dejan las guerras civiles, lo sabes, cuya memoria no cierra nunca." (Diarios de Arcadi Espada, 20/03/2010)

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