5/5/09

La tortura moral de Estados Unidos

"El crimen mata, en efecto, físicamente, mientras que la tortura busca la deshumanización del torturado. Jean Améry, un superviviente de Auschwitz que no pudo sacudirse nunca la ignominia de los castigos que padeció, dejó escrito un testimonio esclarecedor de esa bajada a los infiernos. "Con el primer golpe", dice, "se quebranta la confianza en el mundo del que esperas cuide de tu ser físico y metafísico.

Es como una violación sexual. La violación corporal es una forma consumada de aniquilación total de la existencia". Aniquilación de la existencia humana porque el dolor obliga a renunciar a las convicciones más profundas para concentrarse en el cuerpo. Sólo se es piel, carne y huesos. La vergüenza por haber sacrificado su vida espiritual le acompañará de por vida. La última etapa de ese proceso de deshumanización consiste en reconocer la superioridad del torturador. "¿Cómo puede uno recibir golpes", dice Robert Antelme, otro superviviente, "y pretender tener razón?". Quien es capaz de reducir a un hombre a mero cuerpo tiene que ser "un dios o al menos un semidiós", precisa Améry.

Lo que sí es innegable es que mediante la tortura el ser humano alcanza el éxtasis del poder, a saber, expulsar al otro de la condición humana. De Guantánamo nos vino una sobria confesión que coincide con las noticias que nos han llegado de los campos nazis: "Ahora soy medio animal y dentro de un mes seré un animal del todo".

La deshumanización alcanza también al torturador. En la escuela de Himmler se preparaba a los cachorros nazis para sus futuras tareas enseñándoles "a soportar el sufrimiento ajeno". Recibían el certificado de aptitud cuando lograban extirpar de sí mismos todo sentimiento de piedad. Y es que no se viola en vano la dignidad del otro. Hay que pagar con el precio de la propia indignidad.

El funcionario de la prisión de Guantánamo podrá volver a casa, una vez cumplido el horario, y oír música, pero seguirá con la infamia que se ha ganado. La ley de obediencia debida, que invoca Obama, podrá liberarle de la condena pero no del destrozo humanitario. (...)

Lo problemático de Guantánamo es que, aunque física y legalmente sea un lugar marginal o excepcional, moralmente está en el centro. Esa ciudad sin ley no se la inventaron los carceleros, sino que la decidieron los Bush, Cheney, Rice, Rumsfeld, es decir, los estrategas de una política que ha sacudido al mundo.

Éstas son las secuelas sociales de la tortura, un proceso de deshumanización que afecta al torturado, al torturador, al dirigente y al ciudadano que hizo su vida en ese tiempo como si Guantánamo no existiera." (REYES MATE: Guantánamo, las huellas de la tortura. El País, ed. Galicia, Opinión, 02/05/2009, p. 27)

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