6/4/09

Resistiendo al terror nazi, al de los blanco... al franquista

(Comentarios del blog del Presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, 03/04/2009)

Paqui dijo...

Paco Centeno, mi padre me ha contado que hubo un tiempo que en esta tierra nuestra los hermanos se acusaban entre sí. Me contó que los vecinos iban al cuartelillo y le decían a los parias de entonces que su vecino tal o cual eran de una determinada ideología, lo que hoy entendemos por pensar DISTINTO. Pero aquellos eran otros tiempos…..
Mi padre me contó que de madrugada escuchaba puertas abrirse en su calle, luego disparos y al final SILENCIO. Mi padre me contó que siendo él pequeñito estaba en un bar con su tío Manuel y que unos guardias civiles vinieron a por su tío, lo dejaron sólo en el bar con 7 añitos. Nunca más volvió a verlo, aún hoy no sabe ni donde está su cuerpo. Pero eso eran otros tiempos…..
Mi madre me contó que un tío suyo se escondió durante meses en la Sierra de San Jorge y que finalmente lo atraparon, nunca más lo volvieron a ver. El tío de mi madre no sabía leer ni escribir como tantos otros de entonces, este familiar murió por que “otro amigo suyo” le acusó de Rojo. No tuvo defensa. Tenía 19 añitos y una novia embarazada. Pero eso eran otros tiempos…..
A mi abuela, que era su hermana, la pasearon por el pueblo con la cabeza rapada y pintada de rojo. Mi abuelita Agustina murió hace 2 añitos, la mejor mujer que yo he conocido junto con mi madre. Murió Un día de Extremadura, 87 primaveras, 9 hijos y un sin fin de desgracias. Su corazón se paró y parte de mí se fue con ella. ¿Sabes lo que más me impresionaba de mi abuela, Paco?, cómo se le erizaba la piel cada vez que veía en televisión a policías dando con las porras en alguna manifestación. Siempre me decía: “Hija, tú ten cuidado por ahí y no te metas en líos”. Yo pensaba que mi abuela me decía eso por que ella HABÍA VIVIDO OTROS TIEMPOS y que esas cosas ya NO pasaban. “todo vuelve, hija, todo vuelve” me decía….
Hoy más que nunca he comprendido a mi abuela, he visto como se me erizaba la piel tras leer tu mensaje, he comprendido que NO ERA una cuestión de TIEMPOS…y que todo vuelve….

rosa roja dijo...

Buenos días, hoy se cumplen 70 años de aquella noticia dada a toque de corneta por la unica emisora de radio que habia en este pais RNE.

Decia: LA GUERRA HA TERMINADO.

Lo que parecia el comienzo del futuro no era mas que el inicio de la pesadilla, esta nación entró en "el sindrome de Estocolmo", aceptamos y amamos a los que nos hbian hecho daño.

Hoy con el permiso de todos quiero tener un momento en la memoria para todos aquellos que lucharon por un futuro mejor, maxime lo que tenian la espada de Damocles sobre la cabeza.

Hoy deberiamos de tener un recuerdo para aquellos que fueron asesinados por ideas, (de ambos bandos) pero mientras que los del bando del glorioso alzamiento nacional eran reconocidos y sus muertos elevados a la categoria de martires los del otro lado a sus deudos se les impedia vestir de luto y poner una lapida en un cementerio.

Hemos perdio el pelo y este ya es blanco, las barriguitas han aumentado pero.... que nos quiten lo bailao que ahora vemos el futuro con esperanza y seguridad en nosotros mismos.

Que paseis un buen dia.

Helios dijo...

Recuerda hoy Rosa Roja que se cumplen 70 años de la triste efeméride que supuso para muchos el inicio de un largo calvario. Evidentemente discrepo en su observación referida al síndrome de Estocolmo en nuestra sociedad y si hoy disfrutamos de un Estado de Derecho, fruto del salto que dimos pasando directamente del pasado al futuro sin solución de continuidad, se debe, entre otras cosas, al colectivo de españoles que mantuvo sus ideales intactos.
Pero no es para esto para lo que quiero aprovechar su comentario, sino para decir que aún estamos a tiempo de cerrar con un mínimo de dignidad la herida abierta entonces, sin necesidad de despertar viejos demonios ni desempolvar rencillas: Reconozcamos públicamente su mérito a los pocos veteranos del ejercito gubernamental (republicano) que no han muerto aún, que sepan que reconocemos el valor de la deuda impagada que tenemos con ellos y que los años que les queden se sientan reconocidos y recuperados para la memoria de este pueblo.
Puede que el futuro empezara ayer, pero el pasado no terminará hasta que no demos ese paso ... sin rencores, sin odios, sin rencillas.

rosa roja dijo...

Buenos días, el visitante de esta plaza Helios, me dice que discrepa con el simil que hago de aquella oscura epoca en la que tenias que comulgar, escuchar misa y tener de amigo al sargento de la guardia civil y al cura.

Me permito recomendar un libro que devoré este verano y que se llama "Juanin y Bedolla, los dos ultimos guerrilleros".

El simil del "sindrome de Estocolmo" que se le aplico a Patricia Herts (creo que es el apellido) que fue secuestrada por una banda terrorista y se unió a ella, fue la primera vez que escuché esa definición.

Y es que compañeros lo he vivido en primera persona, mi madre perdió a su hermano (fusilado en Olivenza) ella fue humillada y maltratada, cuando en la decada de los ochenta le dije que habia localizado donde estaba enterrado su hermano me contestó:

Hijo ha pasado mucho tiempo, ahora vivo mejor que nunca y mi hermano algo haria ( su hermano lo unico que hizo fue reclamarle lo suyo a un patro con el que compartia una aparceria, ni entro en nada politico) me quede anonadado y totalmente fuera de juego, mi madre tenia ya 70 años.

El regimen (como se llamó) procuró adoctrinar con vara de olivo en funda de seda a todos los españoles.

Lo que ocurre mi querido Helios es que "el cardo que ha de nacer con punta nace".

El unico miedo que existe hoy dia con la juventud (desde mi punto de vista) es el consumismo y el acomodamiento, os dais cuenta nuestros jovenes y niños lo tienen todo en algunos (los menos) producen apatia y desden, pero los otros, nunca una juventud estuvo mejor preparada y con ganas de coger el timón, EL FUTURO ES DE ELLOS.

Que paseis un buen dia.

P.D. por favor quitarme la ese final mi nombre de guerra en la red es Rosa Roja, por cierto ¿que es de Rosa Rojas vecina de Mirandilla?

Helios dijo...

Estimado Rosa Roja, aunque no tengo afán de polemizar contigo sobre este asunto –pues me temo que sobre lo fundamental del mismo más nos une que nos separa- me he criado entre hombres y mujeres represaliados del franquismo, que se fueron a la tumba sin entender por qué en la posguerra se les trató de aquella manera tan cruel, pues es ese periodo de nuestra historia reciente el que nos ha llenado de sombras y del que no hay similar en la historia reciente de nuestro entorno, a pesar de que muchos de nuestros vecinos, aún no habiendo sufrido guerras civiles, han visto divididas sus poblaciones en las contiendas mundiales (sirva como ejemplo la experiencia francesa de apoyo y oposición a los invasores alemanes en la segunda guerra mundial y la ausencia de represalias tras la finalización de la guerra, si se compara éstas con las nuestras). Cuando he recorrido mi tierra -La Serena- con algún anciano veterano de aquello, no mostraba su pesar por los combates allí entablados entre los dos ejércitos –en uno de los cuales cayó mi abuelo, a la sazón oficial del ejército gubernamental- sino por la represión en aquellos páramos, años después, las palizas, las vejaciones, el hambre, la miseria, el odio, la podredumbre … por aquellos caminos descansan en paz los restos de algunos de los míos, a los que se llevaron de paseo en la posguerra, de noche, con alevosía.
Que aquellos hombres y mujeres pudieran sobrevivir es para mí una proeza inimaginable (mi abuela, en el año 39 era una viuda de poco más de treinta años con cinco hijos, estigmatizada y sola, y como ella, miles), pero que mantuviesen intacta su creencia en que una sociedad más justa era posible, fue el elemento clave para que nuestra transición hacia este Estado de Derecho se materializase, estado que, con sus defectos, es nuestro mayor tesoro.
Y nunca he visto que pidieran venganza, ni que acusasen a nadie, mas al contrario, había que sacarles las palabras con gran esfuerzo, pues evitaban hablar de estos temas.
Esta es, estimado Rosa Roja, una breve exposición de por qué comenté que no había percibido yo, en mi entorno, tal síndrome de Estocolmo.
Y aunque no pretendía hablar aquí de estos asuntos, pues son los que más fácilmente te hacen ganar enemistades, he de reiterar mi observación referida a que mientras no se restaure la imagen de los pocos veteranos que quedan vivos y se les reconozca la deuda que con ellos tenemos contraída, el pasado no terminará … aunque empezara ayer el futuro.
Repito, sin desempolvar disputas, sin rencores, sin odios fraticidas, sin buscar ahora culpables.
Buena Semana Santa a todos.

Raimundo dijo...

Sr. Presidente, no he dejado de pensar en los comentarios de paqui, helios y rosa roja sobre la represión franquista, sobre el terror… sobre Gaza, sobre Darfur.

Durante la ocupación de Polonia por los nazis, un soldado alemán de 18 años, seguramente hijo de obreros, está de guardia en un puente de Varsovia. Hace mucho frío. Quizás no ha comido. Tiene sueño.

Una madre judía, y su hija de siete años, piden limosna en ese mismo puente. Con su estrella de David cosida a la ropa. La niña es bellísima.

Un paseante polaco se compadece de ellas, de la niña. Le da una limosna. Al soldado, ese gesto de humanidad le acaba de estropear el día.

Apunta con su fusil a las mendigas y le grita al compasivo polaco: “Voy a tirar al río a una de las dos, elige a cual de ellas. A la hija o la madre. Si no eliges a ninguna, ahogaré a las dos”

Es la “decisión de Sofía”, a la que tarde o temprano se enfrentan quiénes viven en esas épocas. Denunciar, o ser denunciado. A capricho del asesino. De la crueldad de los soldados.

Cada uno se salva como puede. En EE UU el linchamiento pervivió hasta los años 50. Cualquier negro algo levantisco podía acabar quemado una noche. Un terror… de perfil bajo.

La táctica de supervivencia de las familias negras era inculcarles el “miedo al blanco” a sus hijos (la sumisión). No es el “síndrome de Estocolmo”, es una forma de supervivencia del esclavo. De proteger a sus hijos. De librarlos del orgullo que conduce al linchamiento.

Como en España durante la guerra, separarlos de su identidad, del propio pensamiento.

En cambio, en la posguerra hubo un acuerdo social tácito, unánimemente adoptado (excepto en círculos de privilegiados franquistas)… el de no trasmitir a los niños el odio, para alejarlos de una resistencia, de una muerte temprana, pero también para amparar su futura libertad.

La estrategia funcionó. No se les hablaba del miedo, de los crímenes, de los muertos. Nadie.

Así las generaciones de la transición conocieron las historias del miedo ya mayores, cuando podían asimilarlas, cuando podían seguir otros caminos que no fuera el de venganza, el de linchar al delator. El de la justicia. El de la libertad.

No se valora mucho el que una sociedad, espontáneamente (instintivamente), salvara a sus hijos de la iniquidad, de la contaminación del rencor, para que pudieran vencer en su futuro, al terror… para que (ellos al menos) se salvaran de hacer guardia en los puentes de Varsovia.

Como así ha sido. Gracias a la grandeza de espíritu de una generación. La de la guerra y postguerra. La más desgraciada.

Un saludo a todos

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