21/1/08

En Viena fue peor...

“P. Usted que presenció el nazismo en Viena, que vio cómo los vecinos consentían que a su abuela y sus tías las deportaran a Minsk, donde murieron, usted que sobrevivió con su madre en una habitación a dos pasos de la sede central de la Gestapo, ¿no le parece doloroso que una víctima se quede viviendo en el lugar del crimen?

R. No me veo como una víctima. A mí no me pasó nada porque fui bautizada al nacer. Mi padre, un maestro de escuela, era cristiano y mi madre, judía. Mi nombre es austriaco y no judío, así que nadie sospecha. En Viena había tantos judíos que no consiguieron matarlos a todos, y a los que éramos bautizados nos dejaban para el final. No había suficiente carbón para los trenes de deportación. Pero toda mi familia fue asesinada. En Viena la Gestapo fue mucho más brutal que en Berlín. Y lo peor no eran las bombas que caían. Lo más difícil era saber que en cualquier momento podían venir a buscarte a casa. Aquí los vecinos denunciaban mucho más que en Alemania. En Viena la Gestapo venía a buscarte de día, en Berlín, de noche. Los berlineses no lo hubieran aceptado como los vieneses. Pero no me gustan las palabras "víctima o verdugo". Porque no son roles opcionales. Uno no elige. Tampoco los verdugos tienen tanta libertad de elección como ellos creen. Son gente que cede. Creo que esto ocurre especialmente en Viena, como decía Bernhard...”. (Ilse AICHINGER: “No se debería invertir tanto en cultura sino en hospitales”. El País, 23-Octubre-2004, p.12)

No hay comentarios: