"Juan Manuel Gómez Corbacho, tranviario
conductor de la línea Cangas, se destacó como activista de izquierda
resistente al golpe militar del 36. Juan Manuel, que ya había sido
arrestado en octubre del 34, inició una fuga en diciembre del 36 que lo
llevó a la casa del tranviario buscado por los franquistas, Ramón Acuña
Iglesias y su hermana Consuelo, en Salcedo (Pontevedra).
El 12 de diciembre de 1936, tras una denuncia, la guardia civil acudió al domicilio de Ramón, en La Ruibal. Tras derribar la puerta encontraron a Ramón, a Consuelo y a Elvira Lodeiro González, esposa de Gómez Corbacho; todos fueron inmediatamente arrestados.
Juan Manuel y el que fuera su compañero
de presidio, Manuel Méndez Montes, vecino de Mourente y casado con
Manuela Acuña, hermana de Ramón y Consuelo, se hallaban ocultos en un
cobertizo próximo a la casa del Ramón. Los guardias prendieron fuego a
la chabola donde se escondían, lo que provocó la fuga de ambos, momento
en el que la guardia civil los abatió a tiros hasta matarlos.
Al día siguiente, 13 de diciembre, Ramón
Acuña Iglesias de 42 años, su hermana Consuelo de 60, y Elvira Lodeiro
González de 28, fueron sometidos a un breve consejo de guerra en el
salón de actos del Consejo Provincial de Pontevedra. El instructor fue
el comandante de infantería Francisco Sanmartín Carreño; presidía la
corte el teniente coronel de artillería Francisco Lorente Armesto,
siendo fiscal el teniente Manuel Ferreirós Espinosa, futuro jefe local
de milicias falangistas de Pontevedra. El fiscal solicitó la pena
capital para los 3 acusados, por el delito de haber ocultado a los
fugitivos Manuel Méndez Montes y Juan Manuel Gómez Corbacho, que habían
realizado actividades contrarias al golpe militar. Los 3 fueron
condenados a muerte.
El 14 de diciembre, a las 4 de la
mañana, los hermanos Ramón y Consuelo Acuña Iglesias entraron a la
capilla del cuartel de la guardia cívica, después de negarse a recibir
ayuda espiritual. Fueron llevados al lugar de ejecución en la avenida
Monte Porreiro, y fusilados por un piquete de la guardia cívica
comandado por el teniente Victor Lis.
Consuelo dejó huérfano a un hijo de
soltera, adolescente pero totalmente dependiente debido a una
discapacidad mental. Vivió con su tía, Manuela Acuña Iglesias (que aquel
aciago diciembre perdió a su marido, Manuel Méndez Montes, a su hermana
y a su hermano), y con la huérfana de Manuel, su hija América Méndez
Acuña.
Elvira había colaborado con el Gobierno
Civil de Pontevedra en la defensa de la II República, hasta su rendición
el 20 de julio. El 4 de septiembre de este año, Elvira fue objeto de
una requisa junto con otras personas, todas encarceladas por ayuda a la
rebelión, para comparecer dentro de las 48 horas ante el juez instructor
militar de Pontevedra, bajo la advertencia de ser declarados rebeldes.
Elvira afirmó que está embarazada y la
llevaron al hospital para dar a luz y posponer la sentencia. El examen
clínico descartó el embarazo, no quedaba claro si su declaración era
cierta. Así que decidieron matarla.
En la capilla le pidió al capitán
del pelotón que escribiera una carta pidiéndole a su buen amigo, el
socialista Mauro Caballero, que él y su esposa, Petra Calleja, cuidaran
de su hija menor, Manolita, que aún no había cumplido 4 años. Elvira
quería que la mayor, Pilar, que tenía 6 años, estuviera a cargo de su
hermana, Delia Lodeiro, quien la llevó a Argentina. Los pequeños nunca
se volvieron a ver. Cinco días después, el 19 de diciembre, Elvira fue
fusilada sentada contra un árbol porque no se tenía de pie." (Tulio Riomesta, 27/08/19)
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