"(...) Aquella
tarde los falangistas llegaron a la casa de Lolita Jaimez en Tamaraceite
durante las clases de costura, su jefe Penichet quería que le bordara
el yugo y las
flechas en una bandera azul muy grande. Todas las niñas nos asustamos
mucho porque llegaron borrachos, gritando, armados con fusiles y
pistolas al cinto.
En
la entrada se quedaron dos esbirros que custodiaban a Suso, hijo
pequeño de Agustinita Rodríguez, que lo traían con las manos amarradas a
la espalda con hilo de pitera. El muchacho al que conocíamos de toda la
vida, muy famoso en el pueblo por lo buen futbolista que era, venía con
una enorne brecha en la cabeza bañado en sangre, no se quejaba y eso le
jodia a los falangistas que indignados no dejaban de pegarle culatazos con
los mauser y patadas.
Lolita,
mi maestra de costura, se levantó y le dijo al fascista que ella no iba
a coser ninguna bandera de Falange, que bastante dolor sentía ya con el
asesinato de su sobrino Carlitos que llevaba desaparecido dos meses,
desde el domingo 19 de julio del 36.
El Falange Penichet se le encaró
gritándole y le levantó una mano para pegarle. Lolita le dijo que era un
cobarde y que si querían llevarsela detenida ella no tenía ningún
miedo, las niñas todas llorabamos desaladas, en un instante el fascista
se dio la vuelta cagandose en Dios, salieron de la habitación y
enfilaron hacia Las Casas de Abajo en El Puente, donde les oímos decir
que iban a llevarse a varios hombres más.
Lolita nos abrazó a todas y nos dio una tácita de leche de la cabra Matilde..."
Extracto de la entrevista a mi madre Lola Tejera el 5 de julio de 1997." (Viajando entre la tormenta, 07/12/18)
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