"En su libro, La otra cara del caudillo, el
historiador, economista y diplomático Ángel Viñas ha investigado sobre
la fortuna de Francisco Franco quien, demuestra, hizo caja aceptando
regalos o haciéndose con donativos que debían servir para la
reconstrucción del país. De su interesante estudio se desprende que la
corrupción económica acompañó al régimen desde su inicio y su sombra
sigue vigente hasta hoy.
En esta entrevista con ELPLURAL.COM Ángel
Viñas responsabiliza de esa presencia franquista “a políticos un tanto
bocazas” poniendo como ejemplo a Esperanza Aguirre y dice que “en los
archivos hay adormecidas serpientes venenosas que pueden despertarse si
se indaga mucho en ellos”.
P. ¿Tuvieron las ejecuciones y desapariciones forzadas de millares de españoles un motivo económico?
R. Fueron una consecuencia, no arbitraria, de la
aplicación de una política de represión multimodal que perseguía
destruir en la mayor medida posible a los vencidos. Naturalmente en ella
se dieron motivos muy diversos: ideológicos, políticos, económicos, de
envidias y hasta de querellas personales.
P. En este sentido, ¿qué papel jugaron los tribunales que
incautaban los bienes de detenidos, fusilados y vencidos en general en
el enriquecimiento de diferentes sectores afines a Franco y al propio
Franco?
R. Su función era, sobre el papel, el previsto en la
Ley de Responsabilidades Políticas de febrero de 1939, promulgada por
Franco en el período en que ya oteaba la victoria definitiva. Hay que
ponerlo en conexión con el Dictamen sobre la ilegitimidad de poderes
actuantes el 18 de julio de 1936, biblia del canon franquista desde
entonces hasta nuestros días.
Basándose en que los republicanos habían
cometido un delito de “sublevación” lo que se quiso fue extraer las
consecuencias no solo penales sino también económicas contra los
acusados. Fue, pues, una manera de expoliar a los vencidos de sus bienes
y fortunas. Otra forma de represión y, económicamente, la más
significativa.
P. Estos tribunales y las incautaciones que llevaban a
cabo ¿se podrían considerar un comienzo de la corrupción vigente durante
el franquismo?
R. Que los tribunales juzgaron arbitrariamente está
fuera de toda duda. Hay varios estudios sobre la jurisdicción de
responsabilidades políticas que así lo demuestran. El problema de la
corrupción en el franquismo (desbordante, prevalente, manifestada de
múltiples maneras) es que con harta frecuencia resulta difícil hallar
pruebas directas.
Existen, sin embargo, numerosos testimonios, tanto
españoles como extranjeros, que se refieren a ella, en la época y
después.
Fue un aspecto querido: dado que se había ganado militar y
políticamente, había que extraer hasta la última gota los frutos de la
victoria. Lo hizo Franco directamente (como he demostrado en mi libro) y
también próximos a él (como demostraré en el próximo).
P. ¿De qué modo esa corrupción ha llegado hasta la actualidad? ¿Piensa que sigue vigente el franquismo en la sociedad actual?
R. La corrupción es endémica. Lo que ocurre es que
sus manifestaciones cambian con el tiempo. El primitivismo de una época
en la que no había separación de poderes, los tribunales no eran libres,
las libertades políticas brillaban por su ausencia y la censura era de
guerra, no es ni remotamente parecida a la que actualmente se practica.
Por lo demás, la corrupción también existe en otras sociedades
occidentales.
Los estudios de Transparencia Internacional así lo
demuestran. Lo que no existe en otras es la falta de voluntad política e
institucional española de reducirla a su mínima expresión. La sombra
del franquismo es alargada. Cuarenta años no son nada a la hora de
modificar profundamente comportamientos sociales muy arraigados.
P. ¿Es la derecha española moderna, una derecha aun franquista?
R. La derecha española es pluriforme, si bien hoy por hoy
encajonada bajo el caparazón del PP en el cual conviven sensibilidades
diferentes con respecto al pasado. Una de las causas es, precisamente,
el carácter integrador del PP aunque hay también una ultraderecha que
sigue proclamándose orgullosamente franquista sin el menor pudor.
Incluso critica al PP.
P. ¿Por qué tiene esta derecha tanto miedo a temas como el de la memoria histórica?
Se han escrito varias tesis doctorales, en España y fuera de ella, al
respecto. Yo suelo hablar del “miedo al pasado”. En los archivos hay
adormecidas serpientes venenosas que pueden despertarse si se indaga
mucho en ellos. Es, sin embargo, una batalla perdida si no se destruye
documentación, como ya se hizo con especial fruición en los años de la
transición.
Aparte de ello, yo no niego que lo que cabe denominar el
canon franquista, interpretativo del sentir de la derecha más
berroqueña, siga calando en un sector amplio de la sociedad española,
impulsado -todo hay que decirlo- por políticos un tanto bocazas. Un
ejemplo sería la venerada Doña Esperanza Aguirre.
P. ¿No será también porque existe el temor a que una investigación
como la suya destape el origen económico de empresas o particulares?
R. Tal vez exista documentación -de hecho varias empresas hoy
poderosas despegaron en los años más oscuros del franquismo- pero
probarlo adecuadamente es más difícil. A mí me ha hecho mucha gracia
encontrarme en documentos ingleses referencias al origen de la fortuna
de don Demetrio Carceller, que en contra de lo que habitualmente se cree
no habría tenido mucho que ver con la política de regulación de las
exportaciones de wolframio.
P. Como experto, ¿qué lecturas aconseja?
R. Ahora en octubre, la revista Hispania Nova publicará
en la red un número extraordinario en el que José Luis Ledesma,
Francisco Moreno Gómez y Juan José del Águila publican sendos artículos
sobre la represión franquista en la guerra, en la posguerra y hasta en
el franquismo tardío. Son artículos que dan a conocer al público
interesado su alcance y modalidades.
Recomiendo su consulta vivamente.
Los lectores podrán acceder a ella fácilmente en la web de la Universidad Carlos III."
No hay comentarios:
Publicar un comentario