10/6/13

En Estados Unidos el linchamiento de negros se organizaba como un espectáculo de masas, y para asistir a éste los escolares tenían un día libre

"Al final del libro, por ejemplo, cito a autores estadounidenses que explican con toda claridad que incluso después de la Segunda Guerra Mundial, incluso después de la caída del Tercer Reich, los Estados Unidos seguían siendo un estado racista. 

Por ejemplo, en muchos estados de la Unión, leyes muy estrictas castigaban severamente las relaciones sexuales y el matrimonio entre blancos y otras “razas”. Incluso en los aspectos más íntimos de la vida privada intervenían dichos Estados.

No hay una evolución espontánea gracias a la cual el liberalismo superase las cláusulas de exclusión. Éstas fueron superadas sólo por las protestas. 

Yo describo un episodio muy emblemático: en 1952, la discriminación racial en las escuelas, los medios de transporte, cines, etc. todavía existía, y el Tribunal Supremo tuvo que decidir si esta discriminación racial era constitucional o no. Antes de decidir, el Tribunal, recibió una carta del Departamento de Justicia:
 “Si ustedes deciden que las normas que rigen la discriminación son legítimas según la Constitución, será una gran victoria para el movimiento comunista y para los movimientos populares del Tercer Mundo, en el sentido de que pueden desacreditar la democracia en los Estados Unidos. Sólo podemos ganar legitimidad ante los ojos del Tercer Mundo si decidimos que las leyes de discriminación racial son inconstitucionales.” 

Por lo tanto, el final, o casi, del estado racial en Estados Unidos no puede ser entendido sin el desafío del movimiento comunista y el movimiento revolucionario de los pueblos colonizados del Tercer Mundo. 

No hay ninguna endogénesis 3 , ninguna evolución espontánea a través del cual el liberalismo supere estas leyes excluyentes. No, la exclusión fue superadas gracias a las protestas. (...)

Cito a un historiador estadounidense George Fredrickson, quien explica que en el Estado racial que eran Estados Unidos en la década de 1930, la discriminación racial no era diferente de la actitud del Tercer Reich contra los judíos.

A finales del siglo XIX y principios del XX, en Estados Unidos el linchamiento de negros se organizaba como un espectáculo de masas. Se trataba de torturas que duraban varias horas, y para asistir a las cuales los escolares tenían un día libre. 

El historiador describe también cómo la Herrenvolk democracy puede convertirse en una dictadura para el mismo pueblo de señores. A mediados del siglo XIX, en Carolina del Sur, la pena de muerte no se aplicaba sólo al esclavo fugitivo sino también a cualquier persona que lo hubiese ayudado a escapar. 

Todo ciudadano estadounidense estaba obligado a convertirse en un cazador de hombres, la movilización existía a favor de la esclavitud, había un ambiente totalitario. En las condiciones de una crisis histórica, como la sobrevenida en la década de 1930, no es difícil que la democracia se transforme en una dictadura. 

Si leemos la historia de los Estados Unidos, vemos la gran validez de la tesis de Marx y Engels de que “no puede ser libre un pueblo que oprime a otro pueblo.”  (Entrevista a Domenico Losurdo, Jonathan Lefèvre y Daniel Zamora, PTB, Rebelión, 08/06/2013)

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