16/4/12

"La aficción favorita de los fascistas de la Falange era agarrar a esos judíos y los obligaban a beber un enorme vaso lleno de aceite de ricino con migas de pan, hasta que les hacía efecto y defecaban sobre ellos mismos"

“Recuerdo muy nítidamente el día en el que se inició la sublevación contra La República que fue en Melilla en la tarde del 17 de julio de 1936. La ocupación de Melilla por los rebeldes tardó algunos días, durante los cuales nos mantuvimos encerrados en casa, alejados de los balcones. Finalmente las fuerzas militares ocuparon Melilla.

Pero ya desde el primer momento se produjeron asesinatos y encarcelamientos de decenas o centenares quizás, de personas consideradas leales a La República, o que pertenecían a algunos partidos de izquierdas. Entre los dos primeros meses, los esbirros de Falange española asesinaron a 14 jóvenes judíos. 

 Algunos murieron en los enfrentamientos callejeros, pero, la mayoría fue asesinada o fusilada. Entre estos jóvenes había dos empleados de la empresa de mi padre que yo recuerdo perfectamente, Abraham Benarroch y Mimón Levy. El primero era un joven de 19 años, que trabajaba como ayudante de contabilidad y el segundo, era un contador de tejido en el taller.

 Durante un mes todas las mañanas oíamos desfilar los militares que descendían de Rostrogordo después de haber procedido a fusilamientos. Mi padre y jefe de la hermandad judía (jevrá kadishá) encargada de los asuntos funerarios, recogían los cadáveres de los jóvenes israelítas fusilados y los enterraban en el cementerio de Melilla. (...)

El número de judíos en prisión fue también importante, aunque algunos fueron liberados y otros consiguieron huir a través de la frontera con Marruecos, con la complicidad de amigos árabes. Debo citar el caso del moré Alberto Moreno, director de la enseñanza hebráica del colegio comunitario de Melilla Talmud Torah.

 Fue encarcelado varios años y cuando lo liberaron había contraido una enfermedad reumática que le anquilosó la espalda y las piernas. Murió en Venezuela. (...)

  Se prodejeron durante varias semanas persecuciones y vejaciones a los judíos pobres que circulaban por las calles. La aficción favorita de los fascistas de la Falange era agarrar a esos judíos y los obligaban a beber un enorme vaso lleno de aceite de ricino con migas de pan, hasta que les hacía efecto y defecaban sobre ellos mismos.

 Otras veces les afeitaban la cabeza dejando cabello en forma de cruz. El edificio Talmud Torah fue expropiado por las autoridades y solo fue devuelto muchos años después."     (El Alminar de Melilla, 06/03/2012)

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