"La Asociación por la Recuperación de los Desaparecidos del Franquismo (ARDF) lleva once años esperando para poder identificar e inhumar dignamente varios los cuerpos desenterrados en una de las mayores fosas comunes de paseados en Galicia durante la Guerra Civil y la dictadura. Se encuentra en Vilarraso, en el municipio coruñés de Aranga, donde los fascistas sepultaron al menos a 37 personas asesinadas entre 1936 y 1938. (...)
La ARDF ha exhumado 44 cadáveres en las tres fosas. En alguna de ellas aparecieron trozos de cemento mezclados con la tierra y los cadáveres, lo que hace suponer que alguien se llevó los huesos y trató de disimular los asesinatos. Algunos de los cuerpos hallados muestran la extrema crueldad con la que los fascistas trataban a sus víctimas, algunas horriblemente torturadas antes de morir: cráneos aserrados, marcas de cuchilladas en las plantas de los pies, cadáveres encogidos en posición fetal por las descargas eléctricas...
Aunque quizá el hallazgo más llamativo no describe el horror del que eran capaces los franquistas, sino la decencia y la solidaridad de alguien que se compadeció de los muertos y de sus seres queridos, y también de las generaciones venideras. En la fosa de Santa Mariña de Lagostelle aparecieron tres pequeñas botellas de vidrio.
La única que pudo ser desenterrada intacta contenía un papel escrito a mano con un nombre: Edmundo Peinado Ponte, un chico de 19 años vecino de A Coruña. Carcas y Piñeiro creen que su único delito fue ser amigo del hijo de un militar franquista a quien su padre creía homosexual y que probablemente ordenó su muerte.
En Galicia apenas hubo Guerra Civil, porque los fascistas se hicieron con la mayoría del territorio del país casi antes, incluso, del levantamiento del 36. Pero eso no significa que no hubiera una brutal represión que costó la vida no sólo a militares defensores de la república. Cayeron alcaldes, concejales, maestras, intelectuales, campesinas, sindicalistas, militantes de partidos de izquierda... Casi 4.700 personas, según un informe de la organización Nomes e Voces. Y no sólo durante los años que duró la guerra, sino mucho después. En las fosas gallegas se han hallado restos de personas asesinadas en 1954, quince años después de que terminara la contienda. (...)" (Juan Oliver, Público, 06/06/21)
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